Me he pasado media vida devorando con gula desvergonzada los higos frescos que nos regalan cada año las higueras de mi familia en el campo murciano. Recién cogidos son puro placer, pero también me encantaban tras pasar por el frío de la nevera cuando más apretaba el calor. Ya más tarde descubrí que, si aguantas el ansia, son un ingrediente fabuloso para cocinar con ellos.
Obviamente los higos dan mucho juego en recetas dulces, pero me gustan casi más en platos salados para equilibrar ese dulzor natural que tiene esta fruta tan efímera. Sean verdes o morados, combinan de maravilla con quesos con carácter y están igual de ricos en platos fríos como calientes.
Por eso una de mis cenas más repetidas cada verano en casa son las tortillas crujientes con higos, cebolla roja, queso San Simón y miel, súper fáciles, rápidas, versátiles y tuneables, además de riquísimas, claro.
Utilizo queso gallego San Simón da Costa porque es el que tenía a mano la primera vez, y ya es costumbre, pero podéis usar cualquier otro que sea de calidad decente y funda bien en el horno, o combinar varios. La base de tortillas de trigo mexicanas queda crujiente y sabrosa, sin ser pesada, y solo necesita unos minutos muy breves con el gratinador del horno para que estén en ese punto perfecto para devorar sin esperar mucho.
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