Aunque no es frecuente, preparar salmón escalfado puede dar un gran resultado
A partir de ahí se puede servir con el tipo de salsa que más nos guste
Varias generaciones de estadounidenses aprendieron a cocinar con Julia Child. También a poner Europa en el mapa, saliendo de una zona de confort que había hecho de barbacoas y fast food el auténtico reino del caos gastronómico dentro de Estados Unidos.
Convertida en suma pontífice de la cocina francesa, a pesar de haber nacido en California, Julia Child inoculó el gusanillo de la gastronomía y de cocinar en casa a miles de compatriotas.
Principalmente a través del libro El arte de la cocina francesa, publicado en 1961, que se ha convertido en uno de los recetarios más vendidos de la historia de la gastronomía y que, además, permitió que luego Julia Child tuviera incluso un programa de televisión para explicar sus recetas.
No es una cuestión menor, la verdad. En un país como Estados Unidos, donde la tradición gastronómica siempre hizo aguas, una figura como Child encauzó las cocinas domésticas en muchísimos hogares con platos sencillos e ingredientes frescos.
Tal y como sucede con esta peculiar forma de preparar el salmón, que es poco ortodoxa para lo que solemos hacer con este pescado azul, pero que os invitamos a hacer así para que lo añadáis a cualquier tipo de preparación, fría o caliente, y que os va a permitir disfrutar de un pescado jugoso, sabroso y donde la sensación de grasa no sea tan notable.
Queramos o no, el salmón, por ser un pescado azul, tiene una cantidad elevada de grasa. Sabemos que son grasas insaturadas en su mayoría, como el ácido graso omega-3, pero no dejan de ser ser grasas y eso se plasma tanto en el paladar como en las calorías.
Por eso, una forma perfecta de cocinar de una forma más ligera este pescado es escalfándolo, tal y como recomendaba Julia Child en el libro que antes citábamos. En este caso, lo que se recomienda es poner unos cinco centímetros de agua en una sartén honda y ancha, agregando una cucharadita de sal y varias cucharadas de vinagre de vino blanco, llevando el agua a ebullición y luego dejando que reduzca, a fuego medio.
Pasado ese tiempo, metemos los lomos de salmón –mejor sin piel y mejor que sean lomos– y dejamos que se cuezan a fuego bajo durante unos seis minutos, procurando que el hervor sea muy suave.
El arte de la cocina francesa
Una vez pasado ese tiempo, el salmón estará perfectamente cocinado y lo podremos utilizar como queramos, añadiéndolo a pasta, a arroces, a ensaladas o simplemente preparándole una salsa sencilla de yogur como un tzatziki o una salsa de mostaza y miel.
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