Ya estamos oficialmente en primavera y, con permiso de próximas borrascas o alguna DANA, nos van apeteciendo cada vez más platos frescos y llenos de colorido. Aprovechando que estamos en los días grandes del bacalao, esta ensalada típica granadina que descubrimos hace poco se vuelve a colar en nuestra mesa.
La zalamandroña es un plato que lo tiene todo para conquistarnos. Desde un nombre sonoro y peculiar hasta su tradición histórica, reflejo de la confluencia de culturas que ha dado forma a la propia idiosincrasia de Granada. Es fácil de preparar y cunde mucho, versátil, saludable y perfecta para variar las formas en las que estos días estamos comiendo bacalao sin parar.
De origen mozárabe y cargada de verduras mediterráneas que nos regaló América, esta ensalada se puede tomar fría o templada, es perfecta para un plato único saciante pero ligero y también como guarnición o entrante. El bacalao aporta una buena dosis de proteínas de calidad sin apenas grasa, pero podríamos enriquecerla aún más con huevo cocido, unas anchoas o hasta abriendo una buena lata de bonito en aceite.
Es más que recomendable preparar una buena cantidad para tener sobras que podremos aprovechar al día siguiente o en la cena; sobre una tosta de buen pan es un desayuno salado fabuloso. Y siempre bien aliñado con aceite de oliva virgen extra en crudo de calidad.
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