Los copos de avena son muy nutritivos, baratos y fáciles de preparar
Cuando la avena se puso de moda, antes incluso de la llegada de la quinoa, la chía o el aguacate, quienes ya crecimos con ella solo podíamos aplaudir, porque por fin era fácil de encontrar en cualquier supermercado. Y, para variar, es un alimento que sí está lleno de propiedades saludables, puede ayudar a adelgazar o a mantener un peso saludable, es una gran aliada en la dieta del deportista y, encima, es súper fácil de preparar.
El formato gachas es el más sencillo, humilde y tradicional, una preparación que en todo el mundo se elabora desde hace siglos usando los cereales locales que cada población tiene a mano. Es comida de pobres, sí, pero nutritiva y reconfortante. Las gachas de avena no dejan de ser una versión ligeramente distinta del porridge escocés o de su variante irlandesa, que tiene versiones en toda Europa, muy especialmente en países germanos. Preparar un porridge de avena es lo más fácil del mundo.
La avena nos aporta fibra, vitaminas, minerales, grasas insaturadas y proteínas vegetales, es fuente de energía de bajo índice glucémico, más fácil de digerir que el trigo y produce saciedad. Ayuda a regular el nivel de azúcar en sangre y al buen funcionamiento del sistema cardiovascular, con compuestos antioxidantes y esteroles vegetales que contribuyen a controlar el colesterol. Por eso es una gran opción para desayunar con energía, recargar después de practicar deporte o incluso para cenar, procurando que no sea muy tarde para hacer bien la digestión.
La manera más fácil de hacer gachas de avena consiste simplemente en mezclar una porción de copos de avena, según nuestras necesidades nutricionales, con leche o bebida vegetal, o una mezcla con agua. Normalmente se calculan entre 40 y 60 g por persona, también dependiendo de si es el desayuno o una comida más saciante, y unos 250 ml de líquido. Es cuestión de gustos, pues hay quien las prefiere más espesas y otros las quieren más líquidas.
Si son copos finos o instantáneos, se pueden tomar directamente en crudo; si son copos gruesos, requieren reposar unas horas o la cocción al fuego. También los finos se pueden cocer, si nos apetecen unas gachas más reconfortantes, recordando que irán espesando y necesitarán más líquido. Calientes sientan muy bien en días fríos.
Después las puedes servir con lo que te apetezca, procurando no añadir sacarosa ni azúcares semejantes o siropes, porque ya no sería tan saludable. Canela en polvo y fruta fresca le van muy bien, y pueden también cocer la fruta con el cereal al mismo tiempo; así queda genial la manzana. Pruébalas también con frutos secos como nueces y almendras, o con algunas frutas secas si buscas algo más de dulzor, energía y fibra.
Imagen | Freepik/stockking
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