Qué mejor excusa que el Día Mundial de la Pizza para darte un homenaje con esta versión exprés absolutamente deliciosa
Qué mejor día que un viernes para celebrar justo el Día Mundial de la Pizza, aunque pocas excusas nos hacen falta para disfrutar de esta maravillosa creación del ser humano. Antes que pedirla a domicilio recomendamos salir a una buena pizzería auténtica -no viajan demasiado bien-, o, por supuesto, hacer pizza casera.
El único problema suele ser la falta de tiempo o planificación; cierto es que lograr una buena pizza más que decente no es tan complicado, pero cierta paciencia para el amasado y los reposos sí es imprescindible. Salvo que tiremos de atajos tramposos, claro.
Porque tenemos que rendirnos ante esa delicia que es la pizzadilla, que se cocina en solo 10 minutos y está buenísima. De la fusión de una quesadilla y una pizza fina nació este invento que te apaña una cena o almuerzo suculento en menos que canta un gallo.
Si tienes tortillas de harina de las de cocina mexicana, el resto es pan comido. Salsa de tomate -o similar- y buen queso fundente tipo mozzarella son dos ingredientes básicos, aunque puedes echar lo que tengas por casa, sin pasarte de frenada. Pepperoni, jamón cocido, verduras a la plancha, champiñones, aceitunas... o puedes coronarla al salir del horno con mortadela, rúcula, albahaca, etc.
El truco para que quede estupenda es cocinar primero la tortilla en una buena sartén de hierro para terminarla en el horno; así queda súper crujiente y adictiva. Con todos los ingredientes listos para el montaje y el horno precalentado, en menos de 15 minutos puedes estar devorándola en la mesa.
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