El hervidor de agua podría parecer un trasto más algo inútil y sin embargo se le puede sacar mucho partido en la cocina. Si nos gustan las infusiones y el té se convierte en un aparato indispensable, pero también esconde más usos que pueden ahorrarnos mucho tiempo en una urgencia.
En su forma más tradicional o eléctrica, el hervidor de agua es un pequeño electrodoméstico que se ha ganado fama de salvavidas para estudiantes y viajeros que buscan ahorrar un poco preparándose su comida en hostales. ¿Qué se puede cocinar cuando solo tienes un hervidor a mano? Pues recetas tan fáciles y rápidas como estas.
1. Huevos rellenos
Nutritivos y saludables, los huevos siempre dan mucho juego a la hora de improvisar una comida. Los clásicos huevos rellenos son sencillísimos de preparar y apetecen a cualquier hora, y el único cocinado que requiere es el de los propios huevos.
Si no tenemos otro método de cocción disponible o queremos ahorrar valiosos minutos, el hervidor de agua nos lo pone fácil para cocer huevos rápidamente. Lo mejor es pinchar la cáscara con un alfiler e introducirlos en una bolsa hermética o envueltos en un paño o gasa para que no se golpeen y dañen durante el proceso.
Hay que colocar el huevo en el interior del hervidor y añadir agua hasta casi cubrirlo por completo. A continuación se pone en marcha el aparato, que normalmente se apagará automáticamente al alcanzar el punto de ebullición. Entonces solo hay que dejar reposar en el agua los minutos que queramos según el punto del huevo, unos 6 minutos para dejar la yema cocida sin pasarnos.
Después de pelarlos podemos preparar unos sabrosos huevos rellenos simplemente mezclando las yemas con mayonesa, atún o bonito y pimientos en conserva. Y tenemos más recetas de huevos rellenos para jugar un poco.
2. Taboulé o tabulé
El cuscús que podemos encontrar fácilmente en cualquier supermercado es una sémola de grano fino y está precocido, de tal modo que solo nos queda hidratarlo. Esto ahorra muchísimo tiempo en la cocina, y con un hervidor de agua no necesitamos ni siquiera una cocina propiamente dicha.
Primero hay que seguir las indicaciones del paquete para saber con exactitud la proporción de cereal y líquido, que puede ser agua o caldo. Se lleva a ebullición con el hervidor y se echa sobre el cuscús colocado en un recipiente adecuado. Es recomendable agregar un poco de aceite y tapar para que se hidrate correctamente.
Después tan solo queda añadir el resto de ingredientes, que en el caso del tabulé y sus variantes son casi siempre en crudo. Abundante perejil o cilantro fresco, frutos secos, tomate, pepino, queso... Hay muchísimas opciones.
- Tabulé con frutos secos y feta
- Tabulé de pepino y aguacate
- Taboulé perfumado con aromas cítricos
- Taboulé con uvas pasas y piñones
3. Rollitos vietnamitas
Cuando más aprieta el calor me gusta tener en la despensa un paquete de obleas de papel de arroz. Son muy ligeras, perfectas para montar rollitos al estilo vietnamita, sin necesidad de freír o encender el horno. Lo único que se necesita es hidratarlas y manejarlas con cuidado.
Llevando a ebullición el agua necesaria con el hervidor apenas tardaremos unos pocos minutos en tener las obleas listas para montar los rollitos. Lo ideal es rellenarlos con verduras y hortalizas de temporada, crudas, aunque también podemos aprovechar un paquete de langostinos cocidos o alguna conserva.
- Rollitos vietnamitas fríos con salsa de cacahuetes
- Rollitos vegetarianos con obleas de arroz
- Rollitos de arroz rellenos de langostinos y vegetales frescos
4. Noodles o fideos asiáticos
Llamamos noodles a los fideos de huevo típicos de la cocina asiática, esos que se comercializan en paquetes con forma de bloque, llenos de curvas. Esta pasta se utiliza generalmente en sopas y requiere muy poco tiempo de cocción, perfecta para emplear el hervidor de agua.
Podemos hervir agua y verterla en un recipiente o cuenco con los noodles, tapar y esperar, o cocerlos directamente dentro del hervidor. Si usamos caldo o añadimos especias y algunos vegetales cortados en piezas pequeñas tendremos casi una sopa asiática instantánea, pero más saludable. En el caso de querer añadir atún u otro pescado apenas necesitará unos pocos minutos en contacto con el agua hervida, y tapando el cuenco se cocerá por la acción del vapor.
5. Gachas o porridge de avena
En el mercado podemos encontrar avena en distintos formatos, pero nos interesan aquí las variedades más finas, suaves o incluso las llamadas instantáneas. Es grano de textura fina que permite comerla incluso fría, pero si queremos un reconfortante cuenco de gachas o porridge apenas nos llevará unos minutos.
Con el hervidor podemos calentar agua, leche o una mezcla de ambas, y echarla directamente sobre los copos. Podemos endulzar con azúcar o miel, añadir fruta madura para que se cueza un poco también por la acción del calor, o terminar el plato con frutos secos, semillas, yogur, plátano, especias, etc.
6. Arroz
Una paella quizá no haremos, pero cocer un poco arroz blanco estándar puede ser fácil con el hervidor. Una solución rápida y muy sencilla es emplear bolsitas de arroz de cocción rápida, pero también podemos hacer una versión casera parecida.
Dejando el arroz a remojo unos 30 minutos tardaremos aún menos en cocerlo. Si el hervidor no tiene la desconexión automática de seguridad, tan solo habrá que introducir el cereal en el aparato lleno con abundante de agua una vez rompa a hervir, y esperar unos 10-20 minutos -dependerá del tipo de arroz, el largo o basmati tardará menos-.
Para evitar que se pegue hay que asegurarse de introducir suficiente agua, o podemos meter el arroz en una gasa o tela similar a las que se usan para filtrar quesos o jaleas.
Cuando el modelo nos obliga a apagar la cocción solo hay que jugar con el encendido. El método consiste en calentar el hervidor con agua, añadir el arroz, dejar que se apague, esperar 5 minutos y volver a encenderlo. Cuando se vuelva a apagar, esperar 15 minutos cerrado y comprobar el punto. Repetir si sigue crudo.
Con arroz cocido podemos montar rápidamente una ensalada usando hortalizas frescas, frutos y frutas secas o cualquier tipo de conserva. Si lo servimos caliente podemos aprovechar parte del agua para darle una textura más cremosa o incluso improvisar una sopa o arroz caldoso. Es fácil combinarlo con legumbres envasadas para montar platos vegetarianos muy nutritivos en un momento.
- Ensalada de arroz integral, melón y sésamo
- Pilaf de pollo con arroz salvaje y frutos secos (sin pollo)
- Ensalada de arroz y cuscús con pomelo y frutos secos
- Ensalada de arroz y judías verdes
- Ensalada de arroz veraniega
7. Sopa vegana de legumbres
El exceso de cocción de las verduras hace que pierdan nutrientes y también se nos escapa su textura más natural y sabrosa. La mayoría se pueden consumir en crudo, aunque un blanqueo puede ser suficiente para disfrutar de ellas con más suavidad y sin echar a perder todas sus propiedades.
Por eso el hervidor de agua puede ser ideal para preparar sopas saludables sin miedo a pasarnos de cocción. Solo necesitaremos cortar en piezas pequeñas las verduras escogidas, colocarlas en un cuenco o recipiente con tapa, añadir una porción de legumbres envasadas y cubrir con agua hirviendo.
Dejando reposar la mezcla bien tapada el calor y el vapor darán la cocción mínima y justa a los ingredientes, ajustando el tiempo a nuestro gusto. Algunas de las verduras que nos pueden dar buenos resultados son, por ejemplo, guisantes frescos, habas tiernas, espárragos trigueros finos, brócoli en piezas muy finas, tiras de judías verdes, zanahorias en bastones finos, espinacas baby frescas, col en juliana fina, etc.
8. Rollitos o montaditos de lasaña
Hoy en día las placas o láminas de pasta especiales para lasaña apenas necesitan cocción, es suficiente con hidratarlas en agua caliente. De este modo solo hace falta llevar a a ebullición agua en el hervidor para dejarlas a remojo el tiempo suficiente que las vuelva maleables y comestibles.
Con estas placas ya tenemos la base para montar rollitos que se pueden degustar en frío o calientes. Si dejamos que se enfríen por completo podemos rellenarlas de ensalada, alguna conserva de pescado, queso crema, buen jamón de pavo, queso fresco, etc.
Trabajando en caliente podemos poner unas rodajas de tomate fresco, albahaca y queso mozzarella desmigado para que al formar el rollito se derrita ligeramente. Otra opción es emplear pasta de canelones precocida.
9. Sopa castellana improvisada o sopa de pan y huevo
Las recetas de sopa castellana, de ajo y cada una de sus variantes nacieron como plato humilde aprovechando al máximo los mínimos recursos disponibles. Así pues, no es descabellado improvisar una variante con el hervidor de agua.
La idea es poner a remojo con caldo caliente un poco de buen pan duro picado con pimentón, aceite, ajo y jamón, si tenemos. Una vez bien blando, remover para crear una base con sustancia y añadir más caldo o agua de nuevo recién calentado. Entonces se incorpora el huevo, dejando que cuaje lo justo y necesario con el calor.
Otra opción es la sopa de huevo asiática, que en su versión más simple consiste en calentar caldo y añadir en un chorrito fino el huevo batido crudo, removiendo, para que cuaje ligeramente formando tiras que se integran con la sopa.
Está claro que estas recetas para cocinar con el hervidor de agua no son para aplicarlas al día a día de una cocina normal. Se basan en estirar un poco las aplicaciones del aparato, pero quién sabe si no podrían sacarnos de un apuro en alguna ocasión.
En cualquier caso, son recetas fáciles y rápidas que apenas requieren cocción, por lo que se pueden poner en práctica también con un microondas o un simple cazo sobre una fuente de calor, como un hornillo de cámping.
Imagen | iStock – Robyn Anderson - Stone Soup
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