Las anchoas en salazón, son un manjar exquisito. Sus filetes desalados y con algo de aceite sirven para multitud de preparaciones, pero lo que poca gente sabe es que sus espinas también se pueden aprovechar.
Una vez limpias las anchoas, y separados los filetes, nos quedamos con la raspa, y esta raspa es también un entrante excelente, lo único que hay que hacer es pasarlas por buena harina y freírlas en aceite de oliva con una graduación no demasiado alta. Se deben tostar bastante, pero sin pasarse, aunque parezca mentira quedan muy crujientes y sin “pinchar” en el paladar ni la boca. Una vez fritas es importante dejarlas unos minutos encima de un papel absorbente para que pierdan un poco de grasa y ganen crujiente.
Además son una buena fuente de calcio.