Tiene queso, salsa pesto y mortadela. Y es el mejor bocadillo italiano que te puedes preparar en casa para cenar

Condescendencia es, a menudo, una palabra que no debería entrar en el mundo de la gastronomía y, menos aún, en el de la cocina doméstica. Solo concibo mirar por encima del hombro, cuando se va a una cocina, para bichear qué está haciendo el otro y, a ser posible, quitarle un bocado.

Por desgracia, no es la más común de las actitudes y esas miraditas de soslayo tienen más que ver con la superioridad que sobre el simple y sabroso hecho de comer.

Pasa, más de la cuenta, cuando hay popes y referentes que no consideran a los bocadillos como una forma de gastronomía. También pasa cuando alguien, vistiéndose internacionalista –o pecando de patrio– piensa que lo de fuera es mejor. O peor, claro.

Por eso, para unir a todo el mundo, vengo a enseñaros una de mis recetas de bocadillos favoritos y que tiene todo el sentido italiano del mundo. Obviamente, no tiene nombre y apellidos, pero sí tres ingredientes que podéis encontrar fácilmente en un supermercado y con el que os podéis coronar.

Yo aconsejo que este bocadillo de mortadela de Bolonia, queso scamorza y pesto lo hagáis con un buen pan de baguette. O con una hogaza. Sin embargo, si tenéis un pan de molde de calidad, también le irá bien.

Como es lógico, la receta no tiene ninguna ciencia más allá de hacer un pesto de albahaca, que será quien empape este pan donde vamos a poner lonchas de queso scamorza y de mortadela de Bolonia –sí, la auténtica mortadela, que es un fiambre de mucha calidad cuando está bien hecho–.

Ciencia, como imaginaréis, tiene poquita. Basta que hagamos el pesto, empapando bien la cara interior de nuestro pan, y dentro deslicemos las lonchas –finitas– tanto del queso como de la mortadela. Luego, sobre una plancha bien caliente, colocaremos el bocadillo tras embadurnar las dos caras con mantequilla, para que se tueste un poco y así el queso también se funda.

Si no tenéis scamorza o no os apetece comprarlo, podéis recurrir a cualquier queso que funda bien y sea suave. Si no tenéis mortadela –y también pasáis de comprarla–, podéis utilizar cualquier otro fiambre.

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