Julia Reed, redactora de Vogue y columnista del dominical del New York Times, falleció el pasado 28 de agosto a los 59 años de edad víctima del cáncer.
Reed escribía de todo: política, sociedad y, hasta música country, pero siempre será recordada por haber sido una de las grandes cronistas del legado gastronómico del sur estadounidense.
Esta es una de esas recetas que Reed se encargó de rescatar del olvido: un aperitivo que llegó a ser muy popular en el delta del Missisipi durante los años 50, pero desapareció hasta que, en 2003, Reed lo rescató en las páginas de The New York Times.
Aunque en la receta original se utiliza queso cheddar, se puede usar cualquier otro queso de pasta dura, pero fundente, que rallemos al momento. Nosotros hemos usado granna padano, pero la receta funcionará a la perfección con otros quesos como el manchego o un edam curado. Y lo mismo ocurre con las olivas. En la receta original se usan olivas rellenas de pimiento (las mismas que hemos utilizado en nuestra versión), pero, con tal de que no tengan hueso, se puede usar cualquier variedad que nos guste.
En un bol grande, bate la mantequilla hasta que esté cremosa y mézclala bien con el queso recién rallado. Añade la harina, una pizca de sal, un poco de pimienta de cayena o chile molido (al gusto) y un buen chorro de sasla Worcestershire. Mezcla todo bien con ayuda de una espátula o a mano hasta obtener una masa homogénea. Añade el huevo batido y dos cucharas de agua fría. Mezcla todo bien con una espátula o cuchara (mejor no meter la mano en este punto). Cubre el bol con papel film y deja que la masa se enfríe en la nevera durante media hora.
Mientras se enfría la masa, calienta el horno a 180º C. Pasada la media hora, retira la masa de la nevera y dispón una bandeja con papel de horno, sobre la que iremos colocando las olivas rebozadas. Escurre bien las olivas y, una a una, ve envolviéndolas en masa. Este proceso lo explicamos detalladamente en el siguiente vídeo, pero basta colocar un poco de masa en la mano, aplastarla para que quede un disco plano y envolver con este las olivas, hasta cubrirlas por completo de masa.
Ve colocando las olivas envueltas en masa sobre la bandeja, dejando el suficiente espacio entre ellas para que no se peguen. Esta cantidad de masa es perfecta para cubrir casi todas las olivas de una lata de 150 g netos. Una vez listas, introduce la bandeja en el horno y deja que se horneen durante unos 20 minutos, hasta que estén bien doradas.
En EEUU estas olivas se sirven recién sacadas del horno, pero las hemos probado frías y están igual o más buenas.
Con qué acompañar las aceitunas rebozadas con queso
Estas olivas son perfectas para servir en una fiesta de picoteo o, incluso, como aperitivo en Navidad. Tienen la ventaja de que se pueden dejar preparadas hasta con un día de antelación, conservándolas en la nevera, para hornearlas justo antes de servir la comida. Acompañadas de un vermú son un snack de lo más elegante.
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