Estos canapés son tan fáciles de hacer como resultones. Similares a las tostadas galesas, muy típicas en todo Reino Unido, pero con huevo y sin mantequilla, resultan mucho más ligeros. Cuidado, que puedes comerte una docena sin apenas darte cuenta.
Llegamos a la receta a través de la web Tasty, que a su vez la reproduce de un antiguo recetario vegetariano, The Savory Way, de Deborah Madison. Esta escritora especializada en comida fue una de las pioneras del movimiento de la slow food californiano, entroncado en todo el hippismo de la costa Oeste. Estos canapés no tienen nada de contracultural, pero están buenísimos.
Precalienta el horno a 200º C. Mientras se pone a tono, corta el pan, idealmente una buena baguette o pan de barra, en rebanadas no muy gruesas. Tuéstalas ligeramente en tostadora y disponlas sobre una bandeja o papel de horno.
En dos cuencos, separa las yemas y las claras de los huevos. Mezcla las yemas con la mostaza, el queso Cheddar rallado, y una pizca de pimentón picante o chile molido al gusto. Remueve bien.
Echa una pizca de sal a las claras y, con ayuda de una batidora de varillas, móntalas al punto de nieve.
Con ayuda de una cuchara, integra las claras en la mezcla de las yemas. Hazlo lentamente para que no se pierda del todo el volumen, pero lo suficiente para que quede una pasta uniforme.
Coloca una cuchara de esta mezcla sobre cada una de las rebanadas, añade un poco de parmesano rallado en cada una, y mételas en el horno durante aproximadamente seis minutos, o hasta que los canapés se vean dorados, con tonos marrones.
Saca la bandeja del horno, muele por encima de los canapés pimienta negra al gusto y sirve inmediatamente.
Con qué acompañar los canapés
Los canapés de suflé de queso son un aperitivo perfecto para un picoteo informal, pero también una solución rápida para la típica fiesta de amigos, pues se hacen en 10 minutos y multiplicando los ingredientes se pueden hornear en grandes cantidades.
Para beber, van genial con un vino blanco. Nosotros hemos escogido un Ribeiro, los hemos acompañado de una lata de anchoas y se nos ha olvidado comer nada más. Son un vicio.
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