He de reconocer que mi amor por los mejillones roza límites gastronómicamente insuperables. Tan bueno como bonito y barato, el mejillón de Galicia —que no te la cuelen con esto, que no todos los que veas en la pescadería o el súper son mejillón de Galicia— es un marisco todoterreno, versátil y agradecido al que unos pocos minutos de cocción convierten en manjar.
Exactamente lo que sucede con esta receta de mejillones al vapor, tan fácil como rápida, y que te resuelve el aperitivo en apenas 10 minutos y te permite quedar como un auténtico rey sin más esfuerzo que una cazuela, un poco de agua y nuestros queridos mejillones.
Luego, al gusto, puedes hacer con ellos lo que quieras y escoltarlos con lo que más te guste, aunque solos van de maravilla. La clave está en que se cuezan en su propio jugo, con apenas cuatro deditos de agua.
No se trata de anegar al mejillón, sino de generar un vapor que les permita ir abriéndose y que luego viertan el agua intervalvar —ese potentísimo caldo que reúnen dentro— en el propio líquido de la cocción.
También en la cazuela, al gusto, podéis añadir la sazón que queráis. Un poco de laurel, algún grano de pimienta, alguna otra aromática o simplemente el clásico toque de vino blanco —un albariño o un ribeiro le iría de maravilla— en ese agua multiplicará el toque gallego. También, incluso, los más arriesgados directamente generan ese vapor con el propio vino, dando también un resultado magnífico.
Aparte, si queremos algo más de rotundidad, en estos mejillones al vapor podemos echar alguna gotita de un destilado como un poco de brandy o incluso un poco de whisky, donde si buscamos un poco de humo le irá también de maravilla.
Luego, mantener en su cazuela y servir directamente, montándolos sobre patatas fritas tipo chips o sin complicarnos y apostar directamente por comer el mejillón de Galicia desde sus propias valvas para no tener que usar ni cubiertos ni palillos.
Visol Brut Nature Gran Reserva 2016
Como maridaje, nada suele funcionar mejor con el mejillón de Galicia que volver a recuperar un buen vino de la DO Rias Baixas o el propio vino blanco de la DO Ribeiro. Sin embargo, como siempre sucede con el marisco, emparentarlo en la mesa con un espumoso como un buen cava —por ejemplo, un guarda superior con más de 30 meses de crianza— sería una opción fabulosa como este Visol Brut Nature Gran Reserva de Bodegas Mestres.
Imágenes | DAP
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