Las condenadas galletitas saladas comerciales hacen una dura competencia a las patatas fritas y otros snacks en su carácter placentero y adictivo -ya sabemos todos cuál es es eslogan de cierta marca-, por lo que, para controlar un poco su consumo, en casa preferimos prepararlas caseras. Aunque también son peligrosamente fáciles de elaborar.
La textura de estas galletas saladas de queso es crujiente pero suave, y consiguen mantenerla muy bien durante varios días si se guardan en un recipiente hermético y fresco. Esa textura de biscuit la logramos gracias a la mantequilla triturada fría con los ingredientes secos, que al añadir una parte de avellana molida, además, obtenemos una mayor suavidad en la mordida sin que sean blandurrias, y ganamos en sabor.
Podemos moler nosotros las avellanas o comprarla ya molida, como la almendra, si bien saldrán más sabrosas cuanto más fresco sea el fruto seco. Quien se tome la molestia incluso en tostar las avellanas en casa conseguirá mucho más sabor. En cuanto al queso, nos sirve cualquiera curado o muy curado, rallado muy fino con un rallador de punta de estrella. Nada de Microplane zester aquí.
Trocear la mantequilla en cubos directamente sacada de la nevera y triturar o batir o apretujar a mano con la harina y la avellana, hasta tener una textura de migas. Agregar los huevos y todos los demás ingredientes y seguir triturando o mezclando hasta incorporar.
Terminar de homogeneizar a mano y envolver en plástico film formando un disco. Refrigerar unas dos horas, o hasta el día siguiente.
Precalentar el horno a 170º C con aire o 180º C con calor arriba y abajo, y preparar unas bandejas con papel sulfurizado. Estirar la masa dejando un grosor de unos 5-6 mm, entre dos hojas de papel antiadherente si vemos que se pega el rodillo, y recortar galletas, enhrainando el molde cortador.
Distribuirlas un poco separadas entre sí en las bandejas y pincharlas en el centro con un tenedor fino o palillo enharinado. Hornear entre 15 y 20 minutos, hasta que estén ligeramente doradas, vigilando que no se quemen.
Joseph Joseph - Rodillo de Madera, Rodillo de amasar con anillos Ajustables, Diferentes Grosores, para todas masas, Pizza, Galletas, Estable y Duradero - Multicolor
Con qué acompañar las galletas saladas de queso y avellana
Como snack entre horas puntual, acompañando la caña del fin de semana o un vermú o refresco, en una cena de picoteo o para una merienda salada, las galletas de queso y avellanas serán más que bienvenidas en cualquier momento. No las vamos a tomar de postre con dulce -o sí, quién sabe-, pero sí recomendamos, por ejemplo, combinarlas con unas gildas, aceitunas o un pintxo de mejillones.
En DAP | Galletas saladas de queso parmesano y pimentón
En DAP | Galletas saladas de hierbas con queso de cabra y mermelada