Es un adjetivo que no nos gusta asociar a ninguna comida, pero hay que admitir que unas galletas saladas con su textura crujiente pero suave, y potente sabor a queso y pimentón, resultan bastante adictivas. Al menos para quienes sentimos debilidad por este tipo de pastas, que los anglosajones llamarían estilo shortbread, en cuya versión de aperitivo o picoteo al menos aparcamos el azúcar de las galletas dulces.
Si tienes un procesador de alimentos potente que no sea muy pequeño, tipo trituradora, o un robot estilo Mambo o Thermomix, la masa se hace en un momento. En caso contrario, con batidora de varillas o a mano también es muy fácil, aunque conviene trabajar rápido para que la masa no entre demasiado en calor. El objetivo es en combinar la mantequilla fría con los ingredientes secos dándole una textura de miguitas antes de amasar, y así lograr esa textura típica al salir del horno, crujiente pero delicada.
Hemos adaptado una receta italiana usando pimentón dulce, pero se puede emplear también ahumado, agridulce o picante, o combinar varios tipos al gusto. A mayor calidad de esta especia -que sea muy fresca, por favor, o al menos no caducada-, así como del queso y la mantequilla, más ricas y aromáticas saldrán las galletas.
Ingredientes
- Mantequilla con o sin sal, muy fría 150 g
- Queso parmesano rallado fino 100 g
- Huevo M 3
- Pimentón dulce o picante o ahumado, 2 cucharaditas 10 g
- Harina de repostería o de todo uso 250 g
- Levadura química (2 cucharaditas) 8 g
- Pimienta negra molida
- Sal
- Semillas de amapola o sésamo negro o chía para espolvorear
Cómo hacer galletas saladas de queso parmesano y pimentón
- Tiempo total 50 m
- Elaboración 30 m
- Cocción 20 m
- Reposo 45 m
Cortar la mantequilla fría en cubos y rallar el queso si no lo estuviera ya. En verano conviene volver a enfriar en el congelador unos minutos la mantequilla tras cortarla. Disponer en un procesador de alimentos, robot o vaso de batidora junto con la harina, la levadura, el pimentón, la pimienta y la sal (añadir más si la mantequilla no es salada) y triturar.
Agregar dos huevos (reservar el otro) y el queso y triturar de nuevo o combinar todo con unas varillas grandes o a mano, pero rápidamente para no calentar mucho la masa. Llevar a una superficie limpiar y amasar a mano lo justo hasta tener una consistencia homogénea y lisa.
Dividir en dos, en volver cada porción en film dándoles forma de disco grueso y llevar a la nevera al menos 30 minutos. Preparar un par de bandejas con papel de horno y batir ligeramente el otro huevo en un cuenco.
Trabajando una masa cada vez, estirar con el rodillo dejando un grosor de unos 5-6 mm; recortar las galletas con un cortapastas no muy grande y distribuir en las bandejas con algo de separación. Pintarlas con el huevo batido y decorar con semillas al gusto.
Volver a enfriar en la nevera mientras se precalienta el horno a 200º C sin aire, calor arriba y abajo. Hornear una bandeja cada vez entre 15 y 20 minutos, según tamaño y grosor, hasta que se empiecen a dorar y estén firmes. Se pondrán duras al enfriar.
Esperar a que se enfríen unos minutos antes de trasladarlas a una rejilla para terminen de enfriarse, con delicadeza, y guardar en un recipiente hermético.
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Con qué acompañar las galletas saladas de queso y pimentón
Apetecibles casi a cualquier hora, unas galletas saladas de queso y pimentón como estas pueden solucionarnos el aperitivo acompañando una cerveza, un vermú, refrescos o nuestro vino favorito, y maridan curiosamente bien con espumosos que no sean dulces. Además hacen una gran pareja con aceitunas y encurtidos, y en casa han triunfado combinadas con gildas caseras y unas buenas marineras murcianas.
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