Las comidas de Navidad terminan por agobiar a casi todo el mundo a la hora de ultimar preparativos y empezar a cocinar todos los platos de cada menú. Cualquier atajo y ayuda es buena para reducir el estrés y las prisas, como apostar por platos que se pueden dejar listos el día antes y así solo tener que sacar y servir. El campo de los entrantes navideños es el que más juego da en este aspecto.
Después de los obligatorios aperitivos de Navidad, también con muchas opciones para dejar casi todo listo horas antes o la víspera, un buen entrante no puede faltar antes de dar paso al plato principal. Y como nos gusta incluir al menos un plato frío, la terrina de salmón y queso al eneldo es una gran candidata a ocupar un puesto privilegiado en las mesas de estas fiestas.
La combinación de salmón ahumado y fresco con un queso cremoso y hierbas frescas siempre funciona, y en forma de terrina luce vistosa y casi como plato profesional para lucirte con los invitados. Es más práctica que el formato canapé, evitando esa molestia que tienen de que las masas de ablandan, y muy cómoda de llevar a la mesa, servir en porciones y guardar lo que sobre.
Además se hace con pocos ingredientes y no tienes que encender ni un fuego, la puedes dejar lista 24 horas antes en la nevera y así despreocuparte hasta que llegue el momento de ponerla en la mesa. Puedes añadirle a la mezcla de queso otros ingredientes que te gusten, como apio muy picadito o rabanitos, nueces, cebollino, pepinillos... aunque tal cual está ya buenísima.
Cunde bastante porque, aunque sienta muy bien al ser un entrante frío, es saciante, así que es ideal para menús de muchos invitados o si quieres asegurarte de tener sobras que aprovechar por la noche o al día siguiente. Sírvela sobre una cama de lechuga o de hojas de mezclum y acompañada de tostas de pan crujiente.
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