Ya hemos alabado aquí las virtudes y versatilidad de la nutritiva harina de garbanzos, presente en muchas culturas de países muy distintos. Una de las preparaciones más humildes y tradicionales es la farinata o fainá, de origen genovés y con variantes por medio mundo, pero que en su versión original resulta deliciosamente adictiva solo si se prepara bien.
Solo hay que mezclar esta harina de legumbre con agua y poco más para lograr una base que podemos coronar con lo que nos apetezca, a modo de falsa pizza, socca, crêpe, tortitas, tortilla o torta de pan. Pero la auténtica farinata genovesa debe prepararse siguiendo unas claves esenciales para lograr esa textura perfecta que tanta fama le ha dado. Siguiendo las recomendaciones de Enrica, la elaboración en realidad es muy sencilla. Solo necesita cierto tiempo de reposo y un horno muy, muy caliente.
Es importante respetar las proporciones de agua y harina de garbanzos, siempre al 75% y 25%, respectivamente, y mantener un 10-12% de aceite de olia virgen extra. Además, al principio solo se mezcla la harina con el agua, dejando la sal para el final y el aceite para echarlo directamente en la sartén o recipiente, que se debe calentar antes de verter la masa. Otro punto clave es el tamaño del molde, pues una buena farinata nunca debe llegar a 1 cm de grosor, siempre recomendable mantenerse en el rango de los 7-9 mm.
Ingredientes
- Harina de garbanzo 100 g
- Agua 300 ml
- Aceite de oliva virgen extra 40 g
- Sal y una pizca más 4 g
- Pimienta negra molida abundante
- Aderezo al gusto: ajo granulado, orégano, queso rallado, tomillo...
Cómo hacer farinata genovesa
- Tiempo total 35 m
- Elaboración 10 m
- Cocción 25 m
- Reposo 4 h
Comenzar a preparar la masa, al menos, cuatro horas antes. Disponer la harina de garbanzos en un recipiente y empezar a añadir el agua muy poco a poco, removiendo con las varillas manuales a medida que se incorpora, para formar primero una pasta. La idea es evitar los grumos.
Continuar añadiendo el agua y removiendo hasta tener un líquido muy fluido. Tapar con un paño o plástico film y dejar a temperatura ambiente, o en una zona fresca si hace mucho calor, entre cuatro y ocho horas. Remover cada hora o cada dos horas.
Precalentar el horno a su máxima temperatura posible, con la sartén de hierro fundido o la cazuela o fuente que vayamos a usar. Debería tener un diámetro de unos 25 cm, y ser apta para esas temperaturas. Añadir la sal a la masa y volver a remover.
Sacar con mucho cuidado y echar el aceite por toda su superficie. Verer con cuidado la masa encima -se mezclará con el aceite sin incorporarse de forma homogénea, es normal-. Agregar abundante pimienta negra recién molida, más sal y otros aderezos al gusto, como ajo molido u orégano.
Hornear en el nivel más bajo del horno durante unos 20-25 minutos, hasta que el borde empiece a tostarse y esté dorada. Cambiar el horno a modo gratinar, subir al nivel superior y gratinar cuatro o cinco minutos más. Servir caliente.
Harimsa - Harina de Garbanzo sin Gluten - Paquete 400 g
Con qué acompañar la farinata
Con estas proporciones obtendremos una farinata de garbanzos perfecta para compartir entre dos personas, acompañando una selección de aperitivos de picoteo, o una buena ensalada completa, tabla de quesos, etc. También es estuenda como guarnición de cremas de verduras, o para mojar y untar algún dip vegetal, como la crema untable de pimientos asados y queso feta.
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