Mi relación con las espinacas es de amor odio. Me encantan crudas en ensalada, pero siempre me disgustaron cocidas, era un plato de los que me negaba a comer de pequeña. Sin embargo, en esta tarta de espinacas, queso de cabra y piñones, me parecen deliciosas, aunque vayan salteadas.
La base es de masa filo, cuyo paquete había abierto para hacer unos aperitivos y tenía que utilizarla pronto, pues una vez que se abre hay que consumirla rápidamente para que no se seque. Así que me ha parecido una estupenda manera de aprovecharla para una cena ligera.
Comenzaremos precalentando el horno a 180ºC. Ponemos una sartén al fuego con el aceite de oliva a calentar y salteamos las hojas de espinacas hasta que se ablanden ligeramente.
En un bol batimos un huevo entero y la yema, salpimentamos y añadimos el queso de cabra, que mezclamos pisándolo con un tenedor.
Extendemos las hojas de pasta filo y las vamos pincelando con la mantequilla derretida, las colocamos encima de un molde desmontable rectangular, de unos 28 cm, y recortamos con unas tijeras los bordes sobrantes.
Repartimos el relleno extendiéndolo por la base y le colocamos por encima las espinacas salteadas y los piñones.
Horneamos durante una hora, aproximadamente. Servimos bien caliente para que todavía esté el queso de cabra derretido.
Con qué acompañar la tarta de espinacas
La tarta de espinacas, queso de cabra y piñones es ideal para una cena ligera. Si os gusta mucho la verdura podéis añadirle más cantidad de espinacas y ajustarlo a vuestro gusto, aunque a mí así ya me parece deliciosa. Ya que tenemos el horno encendido, podemos acompañarla con unos tomates asados.
En Directo al Paladar | Tarta tatin salada de espárragos y zanahoria: receta vegetariana
En Directo al Paladar | Tarta salada de queso suiza o käsewähe: receta tradicional imprescindible en los hogares suizos