Cuando los compromisos nos comen el tiempo y no podemos organizar las comidas lo bien que quisiéramos o hacer una compra en condiciones, solemos tirar de lo que hay que hay en la nevera para preparar recetas de aprovechamiento. Por suerte solemos estar bien surtidos, con restos de carnes y verduras, que siempre ayuda. Y gracias a ello nos hemos sacado de la manga una receta deliciosa de risotto que podríamos decir que es un arroz variado, con la morcilla de protagonista.
Nos apetece compartirla con vosotros y pensar que os va a servir de inspiración. Si algún ingrediente no os atrae o tenéis otros ingredientes a mano, siempre podéis variar la receta al gusto. Eso sí, lo único que recomendamos es que uséis arroz bomba o cualquier otra variedad para risotto (carnaroli o arborio). Absorbe muy bien el caldo y queda estupendo de punto de cocción.
Empezamos sacando la tripa con cuidado a la chistorra y morcilla. Troceamos ambas y sacamos a la chistorra algún trozo de grasa que pueda tener grande. En una cazuela baja calentamos un poco de aceite de oliva. Salpimentamos y troceamos el pollo y doramos ligeramente junto a la chistorra.
Agregamos las chalotas picadas, rehogamos y cuando estén transparentes ponemos la morcilla, removiendo con cuidado para evitar que se deshaga. Troceamos las setas las añadimos a la cazuela y dejamos que se haga el conjunto. Echamos el chorrito de vino blanco, subimos el fuego y dejamos que se evapore el alcohol. Bajamos el fuego un poco, echamos el arroz y las dos cucharadas de salsa de tomate y removemos todo bien.
Por último añadimos el agua o caldo caliente cazo a cazo, dejando que se consuma el líquido antes de añadir el siguiente cacillo, salamos ligeramente. Cuando tengamos el arroz en el punto deseado, retiramos la cazuela del fuego, echamos el parmesano rallado encima y dejamos reposar tapado con un paño de algodón limpio durante cinco minutos. Servimos inmediatamente.
Con qué acompañar el risotto de morcilla
Las cantidades que indicamos para la receta de este risotto con morcilla son para dos personas entendiendo el plato como único, si no puede resultar una proporción excesiva, sobre todo dependiendo de lo que coma cada comensal. Si os parece poco se puede acompañar de una ensalada para tomar antes y tenemos la comida resuelta.
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