Asar pimientos siempre regala deliciosas recompensas. Prácticamente se hacen solos si usamos el horno o el microondas, y dejándolos sudar al enfriar se pelar la mar de rápido. Claro que siempre podemos confiar en conservas de buena calidad para tener en la despensa e improvisar en media hora un plato exquisito como este risotto de pimientos asados, puro sabor intenso y reconfortante.
Hemos mencionado el microondas, pero sin duda el horno o las brasas marcarán la diferencia de este sencillo plato de arroz y verdura. La carne ya tierna y jugosa del pimiento, potenciado con la cocción prolongada y ligeramente caramelizado con ese punto de la reacción de Maillard, consigue unos matices únicos que el microondas, todavía, no logra emular.
Poner a calentar el caldo en un cazo y mantener a punto de ebullición pero procurando que no rompa a hervir, para que no se evapore en exceso. Picar la cebolleta muy fina y trocear los pimientos asados (caseros o comprados), sin semillas y reservando los jugos.
Calentar dos o tres cucharadas de aceite en una cazuela o sartén alta muy no ancha y añadir la cebolleta con una pizca de sal. Dejar pochar sin prisas para que reduzca, transparente y quede bien tierna, pero sin tostarse.
Incorporar el arroz, subir el fuego un poco y remover bien con una pizca más de sal, para que se tueste. Cuando adquiera un toque nacarado, regar con el vino y dejar que evapore el alcohol. Añadir entonces los pimientos y el concentrado de tomate.
Remover bien y empezar a echar el caldo con la técnica habitual de risotto, poco a poco, sin empaparlo pero sin que se quede seco, removiendo de vez en cuando, hasta que el arroz esté en su punto (mirar indicaciones del paquete).
Apagar el fuego, añadir la mantequilla y una o dos cucharadas de queso recién rallado, remover y dejar que se fundan y "mantequen" el arroz. Servir inmediatamente con pimienta molida y más queso. al gusto.
Con qué acompañar el risotto de pimientos rojos asados
En casa no somos muy de tomar el risotto como primero, ya que sale tan rico que bien se merece disfrutarlo como plato único, pero sin duda encajaría de maravilla con algo de carne a o pescado a la parrilla. Para refrescar el menú, recomendamos combinarlo con unos tomates salteados o una ensalada hidratante y crujiente, por ejemplo con cogollos o endivias, y marinarlo con un vino tinto joven o un rosado frío, si el tiempo acompaña.
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