El pollo es sin duda una de las carnes estrella en la cocina, por su precio y cualidades que la hacen apropiada para dietas, pero también por la versatilidad que nos ofrece. Aunque la pechuga y los muslos son las partes más habituales, tenemos otras opciones con las que variar, por ejemplo unas alitas de pollo con aire marroquí.
Las alitas se pueden asociar a la comida rápida pero no por eso merecen ser despreciadas; no hace falta freírlas o acompañarlas de salsas muy grasas para disfrutar de ellas en la mesa de casa. Combinando especias y condimentos típicos de la cocina marroquí podemos conseguir un plato sencillo con grandes aromas que gustará a todo el mundo.
Limpiar bien las alitas de pollo, quitando el exceso de grasa y los restos de plumas, y cortando las puntas. Salpimentar y disponer en una fuente. Batir en un cuenco el aceite con el caldo, el vino, el zumo de limón, la harissa, el Ras el hanout y el ajo granulado. Cubrir las alitas con esta mezcla, impregnándolas bien, y dejar marinar como mínimo una hora, tapadas con film o papel de aluminio.
Precalentar el horno a 200ºC y preparar una fuente o bandeja adecuada. Repartir las alitas en una sola capa, escurriendo el exceso de líquido del marinado, y hornear durante unos 30-40 minutos, dándoles la vuelta a mitad de cocción, hasta que estén bien doradas. Si se resecan demasiado, regar con un poco de la mezcla reservada.
Con qué acompañar las alitas
Para qué nos vamos a engañar, como mejor se disfrutarán estas alitas de pollo con aire marroquí es comiéndolas con las manos, a ser posible pringándonos bien los dedos con la salsa. Las podemos acompañar de la guarnición que más nos guste, como patatas fritas o asadas, y una ensalada.
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