El pollo al ajillo es uno de los platos más socorridos y económicos del recetario mediterráneo, pero no solemos prepararlo con alitas de pollo. Tiene su lógica: al hacerlas en salsa es imposible no mancharse. Pero ¿quién no se mancha comiendo alitas?
Buscando recetas para aprovechar una compra excesiva de alitas (si es que un paquete de alitas puede ser nunca excesivo) llegué a la receta de pollo al ajillo de La cuchara de plata, la siempre acertada Biblia de la cocina italiana.
La versión italiana del pollo al ajillo es muy similar a la española, pero lleva mantequilla (que le va de lujo al plato) y bastante más ajo del que se suele ser habitual en estos lares. El resultado es una salsa densa de intenso sabor a ajo que hará que chupes hasta el último cartígalo. Palabrita.
Calienta el aceite y la mantequilla en una olla que tenga tapa a fuego medio-fuerte. Cuando la mantequilla se derrita, añade las alitas de pollo (separadas en mitades, si no las has comprado ya partidas). Fríe bien las alitas, removiendo de vez en cuando para que se doren por todos los lados, lo que te llevará unos 10 minutos.
Cuándo las alitas estén doradas, añade una cabeza de ajo, separada en dientes, pero sin pelar. Fríe el pollo junto los ajos durante unos 5 minutos, hasta que estos estén también dorados. Añade entonces el vino, y deja que se cocine durante otros 5 minutos para que se evapore el alcohol, pon entonces la tapa a la olla, baja el fuego, y deja que las alitas se cocinen, removiendo de vez en cuando, durante media hora.
Pasado este tiempo las alitas están listas, pero puede que la salsa esté todavía demasiado líquida. Destapa la cazuela, sube el fuego y guisa el pollo hasta que la salsa espese.
En la receta original se retiran los ajos, pero personalmente prefiero quitar solo las pieles y dejar los dientes, que me ventilo encantado.
Con qué acompañar las alitas de pollo al ajillo
Esta receta se puede servir como aperitivo (del que podrán disfrutar con estas cantidades cuatro personas) o como plato único (en ese caso, para dos personas).
Si lo tomamos como plato principal, las alitas van genial acompañadas de algún cereal, como arroz blanco, cuscús o quinoa, con el que aprovechar a tope la salsa, que también demanda pan a espuertas.
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