En cazuela o aprovechando una buena sartén amplia, este plato de pollo con pimientos y mantequilla de anchoas y albahaca estará listo en menos de media hora, una vez con los ingredientes listos. El aderezo con el que se corona puede sonar un poco extraño, pero recomendamos fervientemente probarlo: la combinación láctea de la mantequilla con el umami del pescado y el frescor de la hierba funciona a las mil maravillas.
Lo normal es que en un supermercado corriente encontremos pimientos "de tipo Padrón", pues ya sabemos que los auténticos deben tener certificada la DOP correspondiente. No importa, mientras sean pimientos verdes pequeños, tersos y frescos, el plato saldrá igualmente bueno. Podemos escoger alguna variedad picante, si lo deseamos.
Picar las anchoas finas, ligeramente escurridas del aceite de la conserva. Lavar, secar bien y picar la albahaca. Combinar con la mantequilla hasta obtener una crema homogénea, y reservar. Lavar y secar los pimientos, cortando un poco el rabito. Cortar el limón lavado en rodajas o medias lunas.
Cortar los contramuslos en piezas más pequeñas si fueran muy grandes, secar con papel de cocina, salpimentar y aderezar con el ajo granulado. Calentar un poco de aceite en una cazuela y dorar bien el pollo unos 4 minutos por cada lado, dejando que agarre un poco al fondo. Retirar y reservar.
En el mismo aceite, añadiendo un poco más si hiciera falta, saltear los pimientos a fuego fuerte con el limón, rascando el fondo para que cojan los sabores que ha dejado la carne. Cocinar hasta dejarlos al punto deseado, salpimentar y mezclar con el pollo dándoles unas vueltas.
Llevar a una cazuela diferente o fuente si se prefiere para servirla en la mesa. Repartir la mantequilla de anchoas por encima, dejando un poco en un cuenco para que cada comensal se sirva más a su gusto.
Con qué acompañar la cazuela de pollo y pimientos con mantequilla de anchoas
Si no tenemos ganas de complicarnos mucho más, esta cazuela de pollo es una comida más que satisfactoria para compartir entre dos personas, aunque se puede estirar para algún comensal más si añadimos más complementos en la mesa. Si nos animamos a encender el horno, podemos asar unas patatas con un toque especial, o probar algo diferente como estos palitos de polenta.
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