No es ningún secreto el hecho de que para darle más vidilla a unas pechugas de pollo la forma más fácil es sazonarlas bien y, si es posible, marinarlas previamente. En esta receta de pechugas de pollo picantes a la plancha las guindillas son las grandes protagonistas para con las que conseguimos muchísimo sabor.
La receta es muy sencilla y rápida si se tiene una picadora o trituradora de alimentos, aunque también se puede hacer a mano con un buen mortero. Al dorar previamente las guindillas con dientes de ajo potenciamos los sabores y damos aroma a parte del aceite.
Secar ligeramente las pechugas de pollo y retirar los posibles excesos de grasa. Salpimentar y sazonar con el tomillo. Batir en un cuenco el zumo de 1 limón, la salsa Worcestershire y 2 cucharadas de aceite de oliva. Verter sobre la carne, tapar y dejar marinar durante al menos 1 hora.
Calentar 1 cucharada de aceite de oliva en una sartén y dorar las guindillas con los dientes de ajo pelados. Retirar cuando cojan color y dejar enfriar. Pelar las guindillas, desechando las semillas, y picarlas. Triturarlas con los dientes de ajo, el vinagre, el pimentón, el zumo del otro limón y el aceite restante, añadiendo el de la sartén, hasta conseguir una salsa homogénea.
Calentar una plancha o parrilla y marcar las pechugas de pollo. Añadir la salsa poco a poco mientras la carne se va cocinando a temperatura alta, hasta que quede bien hecha pero sin que se reseque. Servir inmediatamente.
Con qué acompañar las pechugas picantes
Para acompañar estas pechugas de pollo picantes a la plancha podemos optar por la guarnición que más nos guste, como unas verduras asadas, patatas cocidas, arroz, o una combinación de varias opciones. Si resultan demasiado picantes, es recomendable servirlas con una salsa ligera de yogur que suavizará los aromas.