En Directo al Paladar somos grandes defensores de la humilde pechuga de pollo, pues no en vano soluciona muchas comidas cotidianas en todo tipo de hogares, a pesar de su fama de sosa o de ser comida de dieta. Ya sabemos que es posible conseguir unas pechugas sabrosas y jugosas, y casi siempre empieza con un marinado o salmuera. En la receta de hoy, cocinamos la carne aprovechando las bondades de la sidra.
Aunque la sidra al estilo asturiano que hemos usado, la que se puede encontrar en cualquier supermercado de España, no es igual a la estadounidense de la receta original, el resultado ha sido un éxito en casa. Probablemente podríamos sustituir la bebida de manzana por cerveza rubia o una sidra de otra fruta, y también quedaría estupenda.
Es importante contar con buena materia prima, idealmente pechugas bien frescas de pollo de corral, mucho mejor si las conseguimos conservando la piel -no ha sido este el caso-. Después hay que acordarse de dejar el pollo marinando mínimo dos horas, mejor cuatro, en la nevera. Finalmente, para conseguir el resultado óptimo, sería ideal disponer de una sartén de hierro pesada, fundido o inoxidable. Aunque con una corriente antiadherente nos podremos apañar.
Mezclar la sidra con una cucharadita de sal en un recipiente hondo. Añadir las especias. Secar las pechugas con papel de cocina, limpiar de posibles excesos de grasa y sumergir en la sidra. Hay que procurar que queden cubiertas. Si nos quedamos sin más sidra, podemos completar con un poco de cerveza, zumo de piña o agua.
Tapar con film y llevar a la nevera. Dejar reposar como mínimo dos horas, mejor sin son cuatro, o un par más. Se pueden dejar toda la noche sin son pechugas frescas. Sacar de la nevera un rato antes de cocinarlas para que se atemperen un poco.
Escurrir y secar ligeramente las pechugas, reservando el líquido, y salpimentarlas. Calentar a fuego medio-fuerte una buena sartén de hierro -mejor si no es antiadherente- y poner la carne. Dorar por ambas caras a fuego fuerte.
Mientras, lavar y pelar las zanahorias y cortar en bastones de algo menos de un dedo de grosor. Salpimentar y precalentar el horno a 200ºC. Regar el pollo ya dorado con un buen chorro de la sidra, cocinándolo unos 5 minutos más por cada lado. Retirar, añadir la miel y echar las zanahorias, salteándolas a fuego fuerte uno o dos minutos.
Volver a disponer el pollo encima y hornear hasta que esté cocido por dentro, unos 10 minutos (o usar un termómetro de carnes). Si quedara poco líquido en la sartén, añadir un poco más de la sidra reservada antes de llevar al horno. Regar la carne con los jugos de la sartén a media cocción y antes de servir.
Otra opción es evitar el horno cociendo al final las pechugas con toda la sidra reservada, retirándolas una vez listas por dentro para que el líquido reduzca y cociendo las zanahorias en él, con la miel. El líquido final se reduce para glasear una última vez la carne antes de servir.
Con qué acompañar las pechugas de pollo a la sidra
Puesto que ya tenemos el acompañamiento de las zanahorias en la misma receta de estas pechugas de pollo glaseadas, solo tendremos que añadir a la mesa un primer plato ligero, que en verano puede ser una sopa fría como el gazpacho, o una ensalada sencilla, como las perdices de lechuga. Si preferimos hacer un menú algo más sustancioso podemos preparar una guarnición extra de patatas asadas, o algo de arroz integral.
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