Saber preparar platos que sean vistosos y no cuesten mucho dinero como este pollo a la mostaza nos puede venir muy bien para agasajar a nuestros invitados (y a nosotros mismos) sin tener que andar con estrecheces.
Bueno, bonito y barato es este pollo a la mostaza. Bueno, porque la mostaza, mejor si es mostaza casera, impregna con su sabor toda la carne; bonito, porque el conjunto luce atractivo en el plato gracias al dorado que le da el horno; y barato, porque todos los ingredientes lo son, hasta el punto de que la ración sale por poco más de un euro y medio. Si a todo esto le sumamos que también es fácil y rápido de preparar, tenemos ante nosotros un plato único perfecto.
En un recipiente hondo mezclamos la mostaza, el aceite de oliva virgen extra y el vinagre de Módena. Batimos con energía hasta obtener una mezcla homogénea y bien emulsionada. Limpiamos los contramuslos de posibles restos de grasa y salpimentamos por las dos caras. Cortamos la cebolla en tiras (juliana gruesa) y cubrimos con ella la base de una fuente de horno. Colocamos encima los contramuslos y los regamos con la mezcla de la mostaza.
Introducimos la fuente en el horno pre calentado a 200ºC y programamos 30 minutos. Mientras tanto preparamos las patatas de guarnición, primero cociéndolas parcialmente en un cacito con agua y después terminándolas en el horno junto con el pollo. Para cuando el pollo esté listo, las patatas también estarán tiernas y podremos servir todo al mismo tiempo.
Pelamos y cortamos las patatas en ocho gajos cada una. Hervimos en abundante agua salada durante 8 minutos. Retiramos y escurrimos las patatas. Las sazonamos y engrasamos con un chorrito de aceite de oliva y transferimos a la fuente del pollo que se encuentra en el horno. Las patatas adquirirán un color dorado y estarán listas en el tiempo que le queda al pollo de horno. Servimos inmediatamente.
Con qué acompañar el pollo a la mostaza
Apetitoso a la vista, el pollo a la mostaza no defrauda en el paladar. La carne es muy jugosa y está toda ella suavemente impregnada del peculiar sabor de la mostaza. Las patatas y la cebolla acompañan muy bien al pollo, ofreciendo diferentes texturas para alternar la fuerza del bocado y la intensidad del sabor. La salsa pide pan, mucho pan, así que no escatiméis en ello porque si os animáis a preparar este pollo lo vais a necesitar.
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