La receta fácil y rápida que puedes hacer hasta con nuggets de pollo congelados

Puede que estés temiendo ya lo más grande cuando te decimos que puedes hacer una receta de pollo con algo tan, en teoría, demoníaco, como los nuggets de pollo. No obstante, el concepto nuggets congelados no tiene por qué obedecer al concepto de ultraprocesado que tienes en mente.

Los nuggets de pollo también se pueden hacer en casa, como ya te hemos demostrado en DAP con algunas de nuestras mejores recetas de pechuga de pollo, y eso es precisamente lo que hoy venimos a reivindicar con una fórmula fácil y rápida para salir del paso.

También venimos a dignificar al nugget de pollo como algo mucho más allá del menú infantil, donde parece que nos hemos empeñado en confinarlos. Espaguetis con tomate y nuggets de pollo son, por antonomasia, la solución para alimentar niños cuando no queremos complicarnos.

Hoy, sin embargo, rompemos una lanza a favor de los adultos que disfrutan del pollo empanado, solo que le vamos a dar algo más de encanto. La fórmula, china, no es otra que el pollo crujiente al estilo del General Tso.

No sabemos quién fue este general y, posiblemente, nada tenga que ver con la receta, pero os aseguro que la salsa con la que se acompaña a este pollo frito al estilo sureño es perfecta. También, como decimos, podéis hacerla con nuggets congelados –industriales o no– y acompañarla de arroz blanco para tener un plato completo sin andarse con complicaciones.

Lo único que tenéis es que mezclar en una sartén los elementos de la salsa: agua (250ml), salsa hoisin (75ml), vinagre de arroz (50ml), salsa de soja (30ml) y un par de cucharadas de almidón de maíz y otro par de azúcar moreno. Todas las salsas las podéis encontrar sin problema en tiendas de comida asiática, pero a mí me gusta el toque ahumado que da la salsa Hoisin Lee Kum Kee.

La gracia es crear una salsa agridulce y pegajosa. También, si queréis, podéis poner un toque más picante con chile en copos, aunque la salsa hoisin ya tiene un punto picante (ligero).

Si no, no pasa nada. La fórmula de la receta es sencilla: removemos bien, llevamos a ebullición, bajamos el fuego y dejamos que se espese sin dejar de remover, para que se incorpore bien el almidón de maíz y no queden grumos.

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