No es una receta que suela hacer mucho, porque no siempre los encuentro "de confianza", pero de vez en cuando preparar unos riñones con cebolla para picar es un plato que me encanta. Supongo que haberlos comido desde niña ayuda un poco a aceptarlos, porque no todo el mundo está acostumbrado a comer casquería.
Para que el resultado final sea excelente sólo hay dos trucos: limpiarlos a conciencia, para que no tengan sabores desagradables, y mezclarlos con mucha cebolla, de este modo se formará una salsa espectacular en la que os encantará mojar una buena rebanada de pan.
Empezamos limpiando los riñones mezclándolos con vinagre y sal. Debemos frotarlos para que se limpien bien. Después los dejamos reposar unos diez minutos, los enjuagamos y repetimos de nuevo la misma la operación. Los troceamos.
Ponemos un poco de aceite en una sartén y los salteamos ligeramente durante unos minutos, para que suelten su jugo. Los sacamos y los lavamos en un colador con agua fría, para que pierdan el olor de los jugos. Los reservamos.
Pelamos las cebollas y las trinchamos. Las freímos en una sartén a fuego muy bajo hasta que se confiten y adquieran un color dorado. Añadimos los riñones ya salteados y escurridos, junto con una copa de vino blanco seco. Rectificamos de sal, les damos unas vueltas y servimos.
Con que acompañar los riñones con cebolla
Esta receta de riñones con cebolla es ideal para servir como pica pica. Si queréis, podéis espolvorearla con perejil picado justo antes de llevarla a la mesa. No os olvidéis de acompañarlos con una buena hogaza de pan, porque os aseguro que no querréis dejar ni una pizca de salsa.
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