El solomillo de cerdo es una carne tan jugosa si se cocina bien, como insulsa si la pasamos de punto (cómo suele ser habitual). Como mejor está es en cocciones cortas, ya sea rebozada o cocinándola muy brevemente a la plancha, pero también está rica si la hacemos en salsa, como en la receta que os traigo hoy.
Lo que vamos a hacer es cocinar el solomillo de cerdo al ajillo siguiendo una receta muy tradicional, similar a la que usaríamos para hacer un conejo al ajillo o, también, el clásico solomillo al whisky.
La gracia del asunto es que los ajos y el solomillo se cocinan muy lentamente junto a un poco de vino blanco y un buen caldo y queda una salsa de las de mojar una hogaza entera. La receta la conocimos en el canal de Cocina con Carmen y no podíamos dejar de probar a hacerla nosotros.
Lo primero que vamos a hacer es pelar una cabeza entera de ajos. Podéis aplastar los dientes con el cuchillo para que se pelen más fácilmente. Reserva.
Ahora vamos a cortar el solomillo en medallones. Tienen que ser tirando a gruesos, para que queden muy jugosos, de aproximadamente centímetro y medio. Salpimentamos y reservamos.
Ahora en una sartén grande, donde vaya a caber todo el solomillo, echamos un poco de aceite de oliva y los ajos, que vamos a cocinar muy lentamente hasta que estén dorados. Entonces los retiramos, reservamos, y, en la misma sartén, a fuego medio-fuerte, hacemos el solomillo a la plancha.
Cuando estén listos los medallones, reintegramos el solomillo y echamos un chorrito de vino blanco (unos 60 ml) y, cuando se haya evaporado el alcohol, añadimos lo mismo de caldo de carne o pollo (si es casero mucho mejor).
Dejamos que el solomillo se cocine, sin parar de remover, hasta que la salsa se reduzca. Ajustamos de sal y listo.
Con qué acompañar el solomillo de cerdo al ajillo
Este solomillo al ajillo pide a gritos unas patatas fritas, pero también queda buenísimo con un poco de arroz blanco o, sin complicarnos la vida, con un buen pan para mojar.
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