En estas semanas de otoño, en las que ya empieza el frío de verdad, apetece abrazar la cocina tradicional, de fuego lento, con recetas como esta que os recomendamos recuperar hoy: el rabo de toro a la cordobesa.
Aunque es una elaboración que da respeto, en realidad es mucho más sencilla de lo que parece: no es para nada difícil, lo único que demanda es tiempo, pues un buen rabo de toro necesita cocinarse a fuego lento durante unas tres horas para que quede bien jugoso.
Por lo demás, solo hay que elaborar un sofrito con cebolla, ajo, tomate y zanahoria y dejar que el rabo de toro –que en realidad, casi siempre, es de ternera– se cocine muy lentamente en vino fino y agua. Tampoco hay que estar toda la cocción vigilando el plato, solo echarle un ojo de vez en cuando y controlar que no se quede sin líquido.
Desde un punto de vista nutricional, el rabo de toro es sorprendentemente saludable. A pesar de ser un plato rico y robusto, la carne de toro es conocida por su alto contenido de proteínas y bajo en grasa, especialmente si se retira el exceso que suelte antes de servir. Además, los vegetales añaden una buena dosis de vitaminas y minerales, haciendo de este guiso una opción equilibrada y nutritiva.
El rabo de toro se acompaña tradicionalmente de patatas fritas, aunque dado lo contundente del mismo tampoco le va mal una ensalada con ingredientes de temporada.
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Para beber, nada mejor que un vino tinto con algo de cuerpo o, mejor aún, un buen amontillado, que esta no deja de ser una receta típicamente cordobesa.
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