Hoy viajamos a México a través de uno de sus cócteles más legendarios: la michelada. Una fiesta, una bomba de sabor que combina la acidez con el picante que despierta nuestras papilas gustativas a cada trago. Este combinado a base de lima, sal y cerveza es tan refrescante como adictivo. Perfecto para tomar en compañía.
Si queremos ser lo más fieles posible a la receta original, tendremos que usar cerveza rubia mexicana, tipo pilsner o lager. Nosotros hemos usado Negra Modelo, pero Coronita o Sol son otras dos buenas opciones. Sírvelo en un vaso ancho y alto, tipo cóctel o pinta, o en una jarra de cerveza fina y prepárate para gozar.
Empezamos humedeciendo el borde del vaso con un poco de zumo de lima. Mezclamos sal y cayena molida en un plato pequeño y colocamos encima el vaso, hacia abajo, para decorarlo. Introducimos cuatro o cinco hielos y el zumo de las limas. De una de ellas reservamos una rodaja para decorar.
A continuación añadimos la salsa Tabasco (también serviría Sriracha o Tapatio) y la salsa Worcestershire (o salsa Lea & Perrins. Mezclamos con un agitador y terminamos de llenar el vaso con la cerveza bien fría. Para acabar decoramos con una rodaja de lima y listo para disfrutar.
Con qué acompañar la michelada
Los cócteles, en general, casan genial con snacks y aperitivos, así que no os cortéis y servid esta michelada con unas patatas chips caseras o unas almendras fritas. Todo ello de elaboración propia, pero fácil y rápido, para dejar a vuestros invitados con la boca abierta sin despeinaros.
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