Para comer ensaladas todo el año sin aburrirnos hay que salirse un poco de la rutina habitual y aprovechar productos de cada temporada, que además apetecen más. En esta receta, perfecta para después de las fiestas, nos olvidamos del tomate para combinar dos productos que hacen una pareja deliciosa tanto en caliente como en frío, la calabaza y la remolacha, con un remate fresco de granada y el crujiente de un fruto seco.
En esta ocasión podemos recurrir a remolachas ya cocidas al natural si no la encontramos fresca, pero si es el caso, recomendamos ferviertemente prepararla y asarla en casa. Al fin y al cabo, vamos a usar el horno para la calabaza, una de nuestras formas favoritas de cocinarla para sacar todo su sabor y darle ese punto reconfortante de invierno.
Para que el plato sea ligero, sin dejar de ser saciante, usamos a modo de cama una mezcla de lechugas y hojas más invernales -olvidando la iceberg-, pero podríamos hacerla más nutritiva combinándolas o sustituyéndolas por arroz integral o mezcla con salvaje, quinoa, cuscús, trigo tierno, etc. Tampoco le iría nada mal un puñado de legumbres cocidas o crujientes como unos garbanzos.
Ingredientes
- Calabaza tipo cacahuete 0.5
- Remolacha cocida pequeñas (o cruda) 2
- Granada 0.5
- Mezclum (mezcla de lechugas) 200 g
- Cacahuetes
- Cilantro molido o comino
- Limón 1
- Aceite de oliva virgen extra y un poco mas para cocinar 30 ml
- Vinagre de manzana o Jerez 15 ml
- Miel 5 ml
- Perejil fresco o cilantro
Cómo hacer ensalada de calabaza, remolacha y granada
- Tiempo total 40 m
- Elaboración 15 m
- Cocción 25 m
Precalentar el horno a 180ºC con ventilador si lo tiene, o a 200ºC con calor arriba y abajo. Preparar una bandeja grande forrándola con papel de horno o aluminio (para manchar menos) y pintar con aceite. Pelar la calabaza y cortar en piezas de tamaño medio, algo más grandes de un bocado, pues perderá volumen.
Si se usan remolachas crudas, lavar bien, pelar ligeramente y cortar en piezas de un tamaño similar, con cuidado pues mancha mucho. Salpimentar las verduras siendo muy generosos con la pimienta, añadir cilantro o comino (o ambos) molido al gusto y extender en la bandeja preparada. Añadir un poco de aceite por encima y hornear unos 20-25 minutos.
Vigilar bien para que no se quemen; la calabaza debe quedar tierna pero aún firme, que no se deshaga, y con los bordes ligeramente caramelizados. Se pueden girar las piezas a media cocción, pero podemos ahorrarnos ese paso. Retirar y reservar.
Preparar la ensalada con una cama de mezclum en una ensaladera o fuente, repartir la calabaza y la remolacha (si es cocida, escurrir bien y trocear), los granos de la granada y unos frutos secos tostados picados groseramete.
Hacer una vinagreta con el aceite, el zumo de medio limón, el vinagre y la miel, aliñar y terminar agregando perejil o cilantro picado y ralladura de la otra mitad de limón.
Con qué acompañar la ensalada de calabaza
Tal cual esta ensalada vegana puede ser una cena saciante pero ligera que nos dejará bien satisfechos sin empacharnos antes de ir a la cama, y en los meses fríos sienta muy bien tomándola templada. También será un excelente primer plato en un menú vegano antes de un plato de legumbres o una proteína como tofu o seitán, o bien una guarnición de pescados al horno o carne a la plancha.
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