La inspiración para esta ensalada la encontré realmente durante el invierno, cuando descubrí que un toque de rúcula en la crema de calabaza resultaba delicioso. Ahora que apetecen más platos frescos y ligeros, he recuperado esa pareja de sabores para esta ensalada de calabaza asada y rúcula con aliño balsámico.
El toque del vinagre balsámico y la salsa de soja potencian el rico sabor de la calabaza asada, combinando muy bien con el sabor algo amargo de la rúcula. Las semillas añaden un punto crujiente y aportan grasas saludables, incluso se pueden tostar previamente en una sartén sin engrasar para resaltan más su textura y sabor.
Precalentar el horno a 180ºC y preparar una bandeja. Pelar la calabaza y retirar las semillas y filamentos internos. Cortar en cubos de 1-2 cm. Mezclar con el de aceite de oliva, el vinagre balsámico, la salsa Worcestershire y pimienta negra recién molida.
Disponer en la bandeja y hornear durante unos 25-30 minutos, removiendo a mitad de la cocción, hasta que esté tierna. Dejar enfriar. Si vamos a emplear las propias semillas de la calabaza, limpiarlas bien con agua, secarlas y tostarlas ligeramente en una sartén o en el horno.
Lavar y escurrir bien la rúcula. Disponer en una ensaladera o repartir en platos hondos individuales. Añadir la calabaza enfriada, las pipas de calabaza y las semillas de sésamo. Batir bien todos los ingredientes del aliño, ajustando la cantidad de vinagre de Módena al gusto, y servir,
Con qué acompañar la ensalada de calabaza
Esta ensalada de calabaza y rúcula con aliño balsámico de soja es saciante pero ligera y llena de sabor gracias al contraste del aliño con el sabor peculiar de la rúcula. Podemos servir raciones grandes para un almuerzo ligero o como primer plato de un menú más completo.