¿Os gustan los sabores amargos en la cocina? Sé que mucha gente no los tolera, pero ingredientes como la rúcula a mí me apasionan por su intensidad. Me gusta especialmente crear contrastes con otros productos más dulces, como en esta refrescante ensalada de langostinos, rúcula y papaya.
Pasé una época en la que el mango era mi fruta preferida para añadir ese toque fresco y algo exótico a las ensaladas, pero ahora es la papaya la que me tiene enganchada. Es dulce pero con un sabor peculiar que creo que combina muy bien con pescados y mariscos, y hace una pareja de excepción con el amargor de la rúcula.
Pelar los langostinos, preferiblemente retirándoles el intestino. Disponer en un cuenco y mezclar como el zumo de una de las limas, una cucharada de aceite de oliva, una pizca de pimentón picante, pimienta negra y sal. Tapar y dejar marinar por lo menos 30 minutos.
Lavar y escurrir bien la rúcula si hiciera falta. Lavar los tomates. Pelar la papaya, retirando las semillas, y cortar en cubos. Si vamos a montar la ensalada en raciones en vasos, iremos alternando los ingredientes un poco en capas, aunque se puede preparar en una ensaladera corriente.
Batir el resto del aceite de oliva con el zumo de la otra lima, el vinagre de manzana, pimienta negra, sal y ajo granulado al gusto. Disponer una cama de rúcula, añadir unos langostinos escurridos, unos cubos de papaya y unos tomatitos cortados. Aliñar ligeramente y poner otra capa de rúcula. Continuar repartiendo los ingredientes y aliñando al gusto.
Con qué acompañar la ensalada de langostinos, rúcula y papaya
Lo bueno de las ensaladas es la versatilidad que ofrecen. Esta ensalada de langostinos, rúcula y papaya es perfecta para empezar una comida de diario o fiesta, o para una cena ligera. Si os gusta el picante podéis añadir una guindilla fresa bien picada al aliño, y para los menos amigos de la rúcula se puede mezclar con otra hoja verde de sabor menos fuerte.