Que el calor no nos haga reducir el consumo de legumbres. Las lentejas de grano pequeño como las beluga o las verdes francesas son estupendas para dejar al dente, algo crujientes, y así poder combinarlas con casi lo que se nos ocurra. Esta ensalada, servida templada, tiene cierto aire ya otoñal con la presencia de la calabaza.
Precalentar el horno a 200ºC y preparar una fuente o bandeja. Pelar y trocear en cubos pequeños la calabaza. Mezclar con un poco de aceite, sal, comino, pimentón y cúrcuma y hornear durante unos 15-20 minutos, hasta que esté tierna pero firme.
Poner a remojo las lentejas en agua fría 10 minutos. Mientras tanto, pochar la cebolleta con los pimientos picados. Escurrir las legumbres e incorporar a los vegetales, removiendo bien. Cubrir con agua y llevar a ebullición. Cocinar a fuego lento unos 30 minutos. Escurrir y dejar templar.
Disponer en una fuente la calabaza, añadir las lentejas y el queso de cabra groseramente troceado. Condimentar con las especias y el limón, salpimentar y añadir vinagre y aceite de oliva al gusto.
Con qué acompañar la ensalada de lentejas
Para los más reacios a las legumbres frías, esta ensalada de lentejas con calabaza y queso de cabra se puede servir templada. Es recomendable no aliñarla demasiado para que cada comensal se ajuste las especias y el aceite final a su gusto. Una buena ración es perfecta como plato único para la comida, aunque tampoco sentará mal en la cena, pues es ligera. Con un poco de arroz o buen pan podríamos enriquecer el plato.
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