Cuando alguien dice ensalada, la imagen mental suele ser la misma: un bol repleto de lechuga, unos cuantos tomates y, con suerte, un aderezo decente. Pero, ¿qué pasa si te digo que hay ensaladas que no llevan ni lo uno ni lo otro y que pueden ser aún más sabrosas? Sí, has leído bien. Existen opciones que desafían la norma, ideales para esos días de invierno en los que el cuerpo pide algo fresco, pero con sustancia.
La clave está en los ingredientes adecuados. Hay combinaciones que, además de ser deliciosas, aportan una explosión de sabores y una buena dosis de nutrientes. Y aquí es donde entra en juego una receta andaluza cuyo secreto no está en lo verde, sino en una fruta jugosa, un toque de mar y un buen chorro de aceite de oliva.
En el corazón de esta ensalada encontramos la naranja. Sí, ese cítrico vibrante que solemos asociar con el desayuno o con un zumo refrescante, pero que en la gastronomía andaluza tiene muchas más aplicaciones. Su dulzura natural y su punto ácido se combinan a la perfección con ingredientes salados, creando una mezcla irresistible.
Acompañando a la naranja, aparece un ingrediente que ha sido protagonista en la cocina española desde tiempos inmemoriales: el bacalao. En su versión desalado y desmigado, aporta un contraste delicioso, con esa textura firme y su sabor ligeramente salado que se equilibra de maravilla con el frescor de la fruta.
Y, por si fuera poco, esta ensalada no estaría completa sin unos huevos duros troceados, unas aceitunas negras que suman un toque de intensidad y una cebolleta que le da ese punto de frescura y ligereza. Todo ello regado con un generoso chorro de aceite de oliva virgen extra, porque si algo saben hacer bien en Andalucía es sacar partido a este oro líquido.
¿El resultado? El remojón granadino, una ensalada tradicional que se disfruta especialmente en invierno. Además de ser un plato ligero, es una auténtica fiesta para el paladar. Con cada bocado se mezclan el dulzor de la naranja, la textura del bacalao, el toque cremoso del huevo y la salinidad de las aceitunas.
Prepararla es sencillo. Solo necesitas cuatro naranjas, 250 gramos de bacalao desalado, dos huevos, una cebolleta grande, un puñado de aceitunas negras, aceite de oliva virgen extra y sal al gusto.
La elaboración no tiene misterio. Los huevos se cuecen hasta que estén firmes. Las naranjas se pelan y se cortan en rodajas o gajos. El bacalao se desmiga y la cebolleta se corta en finas tiras. Luego, todo se mezcla en una fuente, se añaden las aceitunas y se aliña con aceite de oliva, un poco de sal y el triunfo está asegurado.
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