Esta es una receta de toda la vida que, posiblemente, hayáis visto preparar a vuestras abuelas. Siempre pendientes de no desperdiciar alimentos, con ella aprovechaban el pan duro de días anteriores. Los huevos tontos son un plato tan básico y humilde como delicioso, pertenece al recetario tradicional español.
En su versión clásica y básica, esta receta se elaboraba a base de pan, leche, huevos, ajo y perejil. Con todo ello se preparaba una masa a la que se daba forma con dos cucharas (como si de croquetas se tratara) para freír en abundante aceite.
Hoy en día existen versiones varias que han surgido de las ganas de innovar y de la accesibilidad a ingredientes que, para las generaciones de nuestras abuelas, eran inalcanzables. Actualmente hay quienes alegran la masa con taquitos de jamón, atún desmigado, sobras de pollo, etc. Nosotros, hoy, os enseñamos a preparar los huevos tontos clásicos.
Con recetas de pan duro también encontramos los repápalos extremeños, otra elaboración humilde y deliciosa, además de postres como el pudin de pan, sin olvidar las torrijas de leche .
Desmenuzamos el pan duro (yo he usado 10 rebanadas de pan de molde sin corteza) y añadimos la leche poco a poco, removiendo para que el pan absorba bien el líquido. Tiene que quedar hidratado, pero no empapado.
Rallamos los dientes de ajo y picamos finamente el perejil. Los añadimos al pan junto con los huevos batidos y salpimentamos. Removemos al tiempo que aplastamos con un tenedor hasta obtener una papilla homogénea.
Ponemos una sartén al fuego con abundante aceite. Cuando esté caliente tomamos porciones de la masa con una cuchara y las dejamos caer con cuidado en el aceite. Freímos hasta que estén dorados, volteando para que se hagan por todos lados.
Escurrimos sobre papel de cocina unos minutos, dejando que absorban el exceso de grasa antes de servir. Se pueden comer templados o fríos, pero están mucho mejor calientes.
Recetas de la España vaciada (F. COLECCION)
Con qué acompañar los huevos tontos
Aunque esta es una receta que se sirve tradicionalmente como entrante, sin acompañamiento alguno, nosotros proponemos la hora del aperitivo para disfrutar de los huevos tontos. Una copa de vino, una cerveza o la bebida de vuestra elección y listos para trasladarnos a las cocinas de las abuelas.
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