El pisto a la bilbaína es un entrante caliente muy popular. Es un plato muy refrescante y se sirve, principalmente, cuando empieza en buen tiempo y las hortalizas, que en verano están en pleno apogeo, llenan de color los mercados.
Los calabacines tienen un alto contenido en agua y son muy poco energéticos, los podéis poner con o sin piel, como prefiráis. Os aconsejo elegir tomates carnosos y redondos de sabor dulce, para un resultado óptimo. Y en cuanto a los pimientos, escogí los verdes pues su sabor, un poco más fuerte que el de los rojos, realza deliciosamente el resultado final.
Pelamos las cebollas y los calabacines. Lavamos los tomates y los pimientos verdes. Cortamos todas las hortalizas en dados grandes. Calentamos un poco de aceite en una sartén y rehogamos los dados de pimiento y de cebolla. Los dejamos cocer durante unos diez minutos, tapados y removiendo de vez en cuando con una espátula de madera.
Añadimos los dados de tomate y de calabacín, removemos y sazonamos con abundante sal. Proseguimos la cocción unos quince minutos más, hasta que todo esté bien hecho. Cascamos los huevos en un bol aparte y los batimos. Añadimos el huevo a la cazuela y removemos para que se cuaje el huevo. Servir caliente.
Con qué acompañar el pisto a la bilbaína
El pisto a la bilbaína se sirve acompañado de rebanadas de pan fritas en aceite de oliva y se puede tomar, según el apetito, como plato principal. Creo que es un plato que recoge el carácter de la gastronomía vasca, con esa combinación de sabores que seguro os encantará tanto como a nosotros.