La mezcla de culturas nos regala maravillas gastronómicas curiosas. Por ejemplo, que en mi familia murciana sea una cena recurrente una receta que mi padre suizo aprendió en Colombia. Allí, como en Venezuela, es un plato que se suele tomar de desayuno, pero a nosotros nos gusta más reservar los platos con huevo para solucionar cenas rápidas y con pocos ingredientes.
El plato en cuestión se llama huevos pericos y los ingredientes básicos son tres: huevos, tomate y una hortaliza extra, habitualmente cebolla picada, aunque mi padre no la soporta y suele hacerlos con pimiento verde o rojo. También se pueden combinar todas, por supuesto, según el gusto y lo que tengamos por la nevera.
Estos ingredientes, más los básicos de despensa como aceite para cocinar y un poco de sal, son lo único que necesitamos para una especie de huevos revueltos donde es fundamental el punto jugoso y la mezcla homogénea de todos los componentes, que recomendamos picar bien para hacer el rehogado vegetal antes de echar los huevos, que debemos batir aparte.
El truco está en echar el huevo y esperar unos instantes hasta que empiece a cuajar, momento en el cual podemos remover y seguir cocinando hasta que se seque al gusto, procurando que no nos pasemos. En apenas 10 o 15 minutos tendremos el plato listo, delicioso para acompañar con pan, unas arepas caseras o piadinas.
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