Con la misma base que se hacen los nachos —no dejan de ser tortillas de maíz o totopos—, los chilaquiles son por derecho propio uno de los desayunos más típicos de México junto a los huevos rancheros.
Hay diferentes versiones, en función del tipo de salsa que se haga, existiendo chilaquiles verdes y chilaquiles rojos. Además, se pueden tunear al gusto añadiendo más ingredientes.
Nosotros vamos a hacer unos chilaquiles verdes canónicos, que necesitan del concurso de la crema agria y del queso rallado para pasar por el horno y gratinarse ligeramente, consiguiendo minimizar la potencia del picante.
Como es un plato típico de desayuno, los chilaquiles no deberían picar en exceso, por eso solo añadimos un par de chiles, aunque podéis modular el picante a voluntad.
Cortamos las tortillas por la mitad y cada mitad en 8 triángulos, friendo esos triángulos en aceite a fuego medio hasta que estén completamente deshidratados y sacar sobre papel absorbente.
Asar en el horno a 200 ºC durante 20 minutos los tomates cortados en cuatro, la cebolla cortada en cuatro y los dientes de ajo sin pelar.
Sacamos del horno, trituramos (pelando los ajos primero) toda la verdura asada y añadimos el caldo de verduras, el chile, sal, pimienta y el cilantro cortado a cuchillo.
Colocamos en una fuente de horno las tortillas fritas. Disponemos sobre ellas repartida la salsa de tomate, repartimos por encima la crema agria y por último el queso rallado y metemos en horno, con grill durante unos cinco o diez minutos, depende de la fuerza del grill y la altura, hasta que esté el queso gratinado.
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Con qué acompañar los chilaquiles mexicanos
Los chilaquiles son un desayuno bastante contundente que recomendamos compartir. Además, se pueden engrosar aún más añadiendo tajadas de pollo cocido o añadiendo algún huevo, que en el horno también queda de maravilla.
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