Con ejemplares más pequeños y un pelaverduras o buena mandolina, podemos sacar estos falsos pappardelle de calabacín para saltearlos rápidamente con unos tomatitos y queso de cabra, un almuerzo o cena muy saludable y más que rico.
La pasta es uno de esos ingredientes tradicionalmente prohibidos para los que sufren las dietas, y aunque no se puedan comparar, esta original forma de servir el calabacín puede ser un consuelo para los que añoren los carbohidratos. Pero es un plato tan sencillo y tan rico que se lo recomiendo a cualquier aficionado al calabacín.
Lavar bien las verduras. Cortar los extremos de los calabacines. Con ayuda de una mandolina o de un pelaverduras, cortar tiras finas longitudinales hasta llegar a las semillas centrales. Repetir por el lado opuesto hasta terminar con cada calabacín. Si las semillas no son muy gruesas se puede aprovechar prácticamente el calabacín entero.
Calentar un poco de aceite de oliva en una sartén antiadherente, añadir el calabacín, regar con el vino y cocinar a fuego vivo unos minutos, removiendo con suavidad, hasta que se dore ligeramente y se vuelva blando y tierno. Reservar.
Practicar un pequeño corte en cada tomate y saltearlos en la misma sartén hasta que empiecen a soltar sus jugos. Disponer los tallarines de calabacín en un plato, añadir los tomates. Aliñar con un poco de aceite de oliva y el zumo de limón. Incorporar el queso de cabra desmenuzado, salpimentar y decorar con un poco de albahaca picada.
Con qué acompañar los falsos pappardelle de calabacín
Los falsos pappardelle de calabacín con tomatitos salteados y queso de cabra son un plato saciante pero muy ligero, perfecto para un almuerzo fresco. Si lo acompañamos de una proteína magra, como un pescado a la plancha, tendremos un menú completo para cualquier momento del día.
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