Bajo el científico nombre de Cantharellus lutescens encontramos a los camagrocs, una de las setas más cotizadas del otoño, muy popular en Cataluña —donde recibe este nombre—, aunque en el resto del país se las conoce también como trompetas amarillas, angulas de monte o rebozuelos, siendo estos dos últimos los nombres más relevantes.
Muy abundante en zona de pinares y bastante presente a lo largo de todo el otoño, los camagrocs tienen una temporada muy larga que permite disfrutar de ellos durante varios meses.
De sabor intenso pero elegante, son muchas las preparaciones con las que disfrutar de estas setas, entre ellas el ajillo, con patatas, en revueltos y tortillas, pero hoy vamos a disfrutarlos con un salteado clásico y resultón.
Marcada por su estacionalidad, disfrutar de setas y hongos el resto del año no es imposible. No al menos con los camagrocs, pues es una seta que se puede confitar y conservar con facilidad, como te vamos a mostrar a continuación.
Si tenemos camagrocs frescos podemos hacer esta receta con ellos, pero si tenemos mucha cantidad y los queremos conservar, lo mejor es confitarlos. Para ello necesitamos calentar una cacerola con una cantidad abundante de aceite, que permita cubrir los camagrocs, con tres dientes de ajo y la ramita de tomillo durante unos 20 minutos a 100 grados.
Se trata de cocinar ligeramente, no de freírlos, para que así luego podamos embotarlos. Una vez pasados los veinte minutos, los llevamos a un tarro hermético y allí podemos conservarlos sin problemas en un lugar fresco, seco, oscuro y alejado de luces y olores agresivos.
Con esto listo, podemos preparar nuestro salteado. Bastará con dorar un par de ajos laminados en el aceite con el que los hemos confitado, agregamos los camagrocs escurridos y los salteamos un par de minutos.
Pack de 12 cazuelas redondas de barro, diámetro exterior 13.9 cm, diámetro interior 12.3 cm, aptas para vitro y horno
Con qué acompañar los camagrocs salteados
Esta receta puede, por su tamaño, funcionar a la perfección como aperitivo. Además, podemos seguir sacando el repertorio de las cazuelitas de barro y dar salida a otros elementos clásicos como pueden ser unas gambas al ajillo o incluso el pollo al ajillo.
Como es lógico, con setas de por medio, también podemos marcarnos unos champiñones al ajillo o directamente apostar por llevar los camagrocs a un revuelto o a una tortilla.
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