La masa o pasta brick, esa variante algo menos delicada que la filo, cada vez está más presente en cualquier supermercado y ofrece mucho juego en la cocina tanto para dulces como platos salados. Es ideal para formar paquetes cerrados, pero esta tarta de calabacín, berenjena y tomate demuestra que ofrecer el relleno bien a la vista de los comensales es mucho más tentador.
Con los bordes crujientes y la base fina y suave, este tipo de tartas saladas son mucho menos pesadas que otras opciones también muy apetecibles, como las cocas, empanadas o incluso la pizza. No resulta tan sencilla de cortar en porciones, eso es cierto, pero es tan fácil de preparar y tan rica, que es un detalle menor a la hora de disfrutar en la mesa.
La receta admite muchas variantes, usando moldes cuadrados o rectangulares, porciones individuales o incluso cerrándola con otras capas por arriba. El relleno es puramente mediterráneo, con el que también podemos jugar según lo que nos ofrezca el mercado. En este caso no hemos añadido cebolla por ser de poco agrado de uno de los comensales, pero no dudéis en añadirla a las demás hortalizas si os gusta su delicioso sabor asado.
Precalentar el horno a 200º C y preparar una bandeja grande. Lavar y secar todas las hortalizas. Cortar el calabacín en cuartos, la berenjena y el pimiento en dados. Mezclar todo con un chorro de aceite de oliva, salpimentar y extender en la bandeja. Hornear durante unos 10-12 minutos y dejar enfriar. Bajar la temperatura a 180º C.
Engrasar con aceite un molde redondo de unos 26-28 cm de diámetro. Cubrir, superponiendo capas, con las hojas de pasta brick, pintando cada una con aceite de oliva. Si las usamos cuadradas, alternar las esquinas para crubrir toda la circunferencia del molde.
Escurrir muy bien el tomate y trocear. Picar los tomates secos y distribuir ambos, reservando algunos secos para la cobertura, en el fondo de la última capa de brick, previamente también pintada con aceite. Añadir las verduras asadas, cubrir con el queso desmenuzado, añadir pimienta y orégano al gusto.
Hornear durante unos 15-20 minutos, hasta que la masa esté bien dorada. Servir con tomates secos troceados y albahaca fresca al gusto, o añadiendo más orégano si se desea.
Con qué acompañar la tarta de calabacín, berenjena y tomate con pasta brick
Ligera pero saciante gracias a la cantidad de verduras, esta tarta salada con pasta brick es perfecta para compartir como primer plato de un menú más abundante, acompañando algo de carne o, mejor aún, un buen segundo de pescado. También puede formar parte de un menú vegetariano o servir como plato único para dos personas, y podemos combinarlo con una ensalada.