En cuanto llega el buen tiempo me entran muchas ganas de hornear tartas saladas. Encender el horno no es muy buena idea cuando hace calor, pero este tipo de recetas son perfectas para llevar a barbacoas, para un picnic o simplemente compartir en la terraza. En esta receta de tarta salada de tomates con crema de queso y mostaza aprovechamos además que la solanácea está en su mejor momento.
Hay muchas formas de preparar tartas saladas; en esta ocasión me apetecía usar algo parecido a una masa tipo galette de las que se usan en dulce, eliminando el azúcar de la ecuación. Me gustan estas masas porque con un procesador de alimentos tienes el trabajo hecho casi sin esfuerzo, y al no usar un molde nos complicamos menos la vida y conseguimos un acabado rústico muy veraniego.
Disponer las harinas, la sal, el ajo granulado, un poco de pimienta negra, la mantequilla cortada en cubos y el aceite en un procesador de alimentos o picadora. Triturar en varias tandas cortas hasta que se integre todo y quede una textura granulosa fina. Añadir poco a poco el agua fría, triturando cada vez, hasta conseguir una masa que podamos trabajar con las manos sin que se pegue.
Formar un disco homogéneo y liso, envolver en plástico film y dejar en la nevera como mínimo 30 minutos, mejor más tiempo si hace mucho calor. Precalentar el horno a 190ºC y preparar una bandeja. Lavar y secar los tomates y mezclar en un cuenco el queso crema con la mostaza, un poco de pimentón, orégano y un golpe de pimienta.
Estirar la masa hasta dejar un grosor de 5 mm, aproximadamente, dando forma redondeada con un rodillo o con las manos. Trabajar rápido para que no se caliente mucho. Cubrir con la crema de queso, sin llegar a los bordes, y distribuir encima los tomates cortados en rodajas no muy gruesas. Doblar sobre la masa los bordes, para tapar un poco el relleno y los tomates, y agregar un poco de sal, orégano, queso y un chorrito de aceite. Hornear durante unos 25-30 minutos, hasta que se dore la masa.
Vigilar que no se quemen los tomates, si esto ocurriera podemos tapar la parte superior con papel de aluminio. Si se resecan demasiado, añadir más queso a mitad de la cocción. Para que la masa tenga un aspecto más bonito podemos pintar los bordes con huevo batido o con mantequilla fundida.
Con qué acompañar la tarta salada
La tarta salada de tomates y queso crema con mostaza se puede tomar recién hecha o a temperatura ambiente. Hay que tener en cuenta que es una masa algo más quebradiza que otros tipos de elaboraciones, por lo que mejor ir con cuidado al cortarla. Es un buen tamaño para compartir entre dos personas junto con una ensalada o para una cena no muy copiosa; también es un buen picoteo para compartir en una barbacoa con más platos para los invitados.
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