Son las lentejas viudas de siempre, pero con este ingrediente se convierten en un plato mucho más completo y saludable

Seguro que todos tenéis un plato de legumbres que os recuerda a la infancia, al hogar, a la familia. En mi caso son las lentejas guisadas, que mi madre sin falta preparaba -y prepara- una vez a la semana, con ese toque especial inimitable que las hace únicas. A mí no me salen igual, pero sigo cocinando lentejas cuando busco un plato reconfortante y hogareño.

Si busco algo más ligero preparo las lentejas estofadas sin grasas, que salen estupendas solo con verduras. Aunque es la receta de lentejas verdes con bulgur la que más me gusta repetir cuando quiero un plato mucho más completo con proteínas vegetales a tope y sin dejar de ser una opción totalmente vegana.

No es más que aplicar ese truco que ya hacían las abuelas, pese a que ellas no lo llaman truco. Algo tan simple como echar unos puñados de arroz al puchero engordaban el guiso incluso cuando no había embutidos o carnes para darle chicha a las legumbres, y cundían más.

Desde que probé a usar bulgur en su lugar ya no suelo utilizar arroz. El bulgur, que no es más que un grano derivado del trigo duro, tiene una textura que me resulta mucho más rica combinado con las lentejas, en este vaso de calibre más pequeño, tipo verde francesa, o una pardina fina, más suaves y más rápidas que las castellanas.

El bulgur tiene mucha fibra, vitaminas y minerales, con un índice glucémico bajo y además nos aporta los aminoácidos esenciales de los que carece la lenteja, por lo que conseguimos un plato nutricionalmente completo, saciante y riquísimo. Perfecto para preparar la víspera o llevar en táper, también para congelar si no usamos patata.

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