Con el buen tiempo llegan también las excursiones a la playa, al campo, a la montaña y con ellas los bocadillos. Esas pequeñas joyas de nuestra gastronomía que, envueltas en papel de aluminio, se convierten en una delicia gastronómica sentados junto al mar o en la cima de una montaña, como un campero malagueño o este bocadillo de brascada.
Y es que aunque los tengamos un poco olvidados, los bocadillos son parte esencial de nuestra gastronomía. Es por eso que en las próximas semanas iremos descubriendo los bocadillos clásico de nuestra gastronomía, para que no os falte repertorio. Ya sea para una excursión, un día en la playa, un día de partido o simplemente una cena en la terraza con los amigos, no hacen falta excusas para comerse un buen bocadillo.
La brascada es un clásico de mi tierra, Valencia. A mi me gusta porque es intenso a la vez que jugoso y, aunque su elaboración requiere de la paciencia necesaria para pochar la cebolla, merece la pena la espera.
Empezamos cortando la cebolla en juliana y poniéndola a dorar a fuego medio en una sartén con un chorrito de aceite y una pizca de sal. Dejamos que se vaya reblandeciendo durante al menos 10 minutos. Por otro lado, hacemos los filetes de ternera con un poco de ajo picado y pasamos también las lonchas de jamón serrano por la sartén.
Finalmente, montamos el bocadillo con la ternera, la cebolla por encima y coronando con las lonchas de jamón serrano. Hay quien le añade una loncha de queso a este bocadillo, pero a mi personalmente me parece que ya hay suficiente sabor así.
Con qué acompañar el bocadillo de brascada
Aunque está bueno tanto frío como caliente, gracias a la jugosidad de la cebolla, como más me gusta el bocadillo de brascada es recién salido de la plancha. Con el jamón crujiente acompañando a la ternera y la cebolla melosísima. Se me hace la boca agua de solo recordarlo.
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