El pan y la cerveza son alimentos que se consumen desde la antigüedad y tienen raíces comunes, ya que ambos alimentos tienen como base a los cereales y en ambos se produce una fermentación como consecuencia de la intervención de las levaduras. Por eso no os resultará extraño que hoy os cuente cómo hacer pan de cerveza.
Aunque yo he utilizado una cerveza roja tostada, casi negra, tipo stout, podéis hacer esta misma receta con una cerveza tipo Ale o tipo Lager sin ningún problema, y la única diferencia que notaréis será que el color interior del pan será más blanco que éste que quedó un poco más coloreado. En todo caso, el resultado es un pan delicioso, y además apto para todos porque el alcohol de la cerveza se evapora.
Podéis encontrar muchas recetas de pan en las que se utiliza la cerveza ya que las levaduras que esta contiene e incluso sus burbujas de gas carbónico ayudan a la fermentación de la masa del pan con lo que leva estupendamente como veréis en las imágenes.
Comenzamos disolviendo la masa madre en la cerveza y removemos un poco para que se mezcle bien. Si no tenéis hecha masa madre, podéis preparar una mezcla de 100 gr de harina integral y 100 ml de agua, añadir un sobre de levadura seca y dejar que reaccione durante un par de horas y usar esa mezcla que también pesa 200 gr en lugar de la masa madre con resultados similares, aunque tendrá algo menos de sabor.
En el bol añadimos la harina de fuerza, y la vamos mezclando. Disolvemos la sal en los 100 ml de agua con gas y lo incorporamos también, mezclando hasta obtener una masa más o menos compacta, que resultará al principio un poco pegajosa. Tras amasarla en dos tandas de 5 minutos con un descanso de diez entre una y otra, la masa empezará a estar más manejable.
Dejamos la masa en el bol y le damos un pliegue cada media hora hasta un total de 4 pliegues en dos horas. Veréis como aumenta de tamaño y como los pliegues ayudan a formar la red de gluten. Una vez ha levado, le damos la forma deseada y lo dejamos en un banetón o en una cesta con un trapo para que leve ya con su forma definitiva. Aquí se produce un gran aumento de volumen tras un reposo de unas 3 horas a temperatura ambiente.
Para darle una forma divertida, pegué cuatro cortes oblicuos con las tijeras a modo de greña y luego doblé hacia atrás el piquito formando un rizo al plegarlo. Después lo horneé durante 50 minutos a 220ºC con la bandeja del horno llena de agua para que hubiera mucha humedad en el interior.
Importante, tenéis que dejar que el pan se enfríe muy despacio para que se termine de cocinar su interior. Aunque huela divinamente hay que esperar a que esté bien frío antes de cortarlo. La corteza queda bien crujiente y el interior está lleno de alveolos, con una miga bastante esponjosa.
Con qué acompañar el pan de cerveza
Este pan de cerveza es estupendo para tomar tostado pues mantiene muy bien su humedad durante unos cuantos días por lo que resulta genial para el desayuno. Por supuesto, si lo utilizáis para hacer unas tostas y le ponéis unas anchoas por encima, por poner un ejemplo, se os pueden saltar hasta las lágrimas. Ahora que sabéis cómo hacer pan de cerveza, ¿quién se anima a hacer el suyo?
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