La mona de Pascua es una elaboración tradicional en la zona del Levante español y, junto con las torrijas, además del creciente influjo de las tostadas francesas, es una de las recetas más populares de Semana Santa,
Es un pan dulce, de miga esponjosa y aromatizada, que se corona con azúcar y se hornea con un huevo cocido en la parte superior. Hoy en día es fácil encontrar monas de Pascua en las pastelerías levantinas durante casi todo el año, pero antaño era el dulce con que se ponía fin a la Cuaresma y sus abstinencias, que comparten escaparate a menudo con la toña alicantina o el panquemao, postres y dulcerías posteriores a la clásica fideuá.
Cada región del Levante tiene su variedad, como la mona de Pascua murciana que hace tiempo publicó Liliana, distinta de la mona de Pascua de mantequilla.
Con el tiempo, han ido evolucionando, cambiando los huevos cocidos por huevos de chocolate, añadiendo decoraciones como plumas de colores, pollitos, etc como ocurre en Cataluña. Pero la tradición continúa siendo la misma, y es que los padrinos entreguen a sus ahijados una mona el Lunes de Pascua.
La elaboración de la mona de Pascua comienza con el prefermento, que preparamos la noche anterior disolviendo la levadura en el agua y añadiendo la harina en las cantidades indicadas al comienzo de la lista de ingredientes. Mezclamos sin amasar, tapamos con papel film y metemos en la nevera. A la mañana siguiente lo sacamos y dejamos atemperar.
En un recipiente hondo y amplio mezclamos los ingredientes líquidos: tres huevos (reservamos los otros tres), el aceite y el agua de azahar. Añadimos el prefermento, la ralladura de naranja, la levadura desmenuzada, 150 g de azúcar (reservamos los 50 g restantes). y removemos. A continuación añadimos la harina, poco a poco, y continuamos removiendo. A mitad de proceso echamos una pizca de sal.
Cuando hayamos incorporado toda la harina amasamos sobre una encimera espolvoreada con harina hasta obtener una masa elástica. Podemos añadir un poco más de harina si la masa está demasiado pegajosa, pero lo mejor es amasar unos minutos y esperar a que la textura cambie. Si nos pasamos de harina la miga quedará dura.
Una vez conseguida la consistencia, hacemos una bola y la dejamos reposar dentro de un recipiente hondo ligeramente enharinado y tapado con un trapo o un plástico. Dejamos levar en un lugar cálido hasta que doble su volumen. Cuando esto ocurra dividimos la masa en dos y boleamos. Hacemos un hueco en el centro de cada bola y colocamos un huevo (previamente lavado), tapamos de nuevo y dejamos doblar su volumen.
Batimos el último huevo que tenemos y pincelamos las monas. Mezclamos los 50 g de azúcar con unas gotas de agua y, para un toque extra de sabor, con agua de azahar. Repartimos el azúcar por encima de las monas. Cocemos en la parte inferior del horno, precalentado a 180 ºC con calor arriba y abajo, durante 25-30 minutos.
Con qué acompañar la mona de Pascua
Quizás lo que más nos gusta es acompañar la mona de Pascua de un vaso de leche bien fresquito, aunque esto no quita para que cada cual la sirva con su bebida favorita. Deliciosa a la hora del desayuno y la merienda o, incluso, como postre y perfecta para aquellos buscan una alternativa a las tradicionales torrijas.
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