Esta pizza de mortadela italiana y rúcula ha sido todo un descubrimiento en mi casa. Primero, porque mezcla elementos fríos y calientes, y segundo porque el sabor conjunto de todos ellos es una auténtica maravilla, que no debéis dejar pasar. Una receta ideal para celebrar el Día Mundial de la Pizza.
Se trata de una pizza casera, hecha con masa casera, con un sofrito de tomate casero y mozzarella rallada, con cebolla en juliana. Una vez asada en el horno, se cubre con la rúcula y las lonchas de auténtica mortadela italiana y se produce el milagro.
Obviamente, no cabe utilizar otro embutido que auténtica mortadela de Bolonia, que no es barata, pero que tiene un sabor y textura inconfundibles. Con siete u ocho lonchas, muy finas, -no serán más de 100 g- podemos obtener un resultado espectacular.
Ingredientes
- Masa de pizza casera 200 g
- Sofrito casero 4 cucharadas
- Mozzarella fresca rallada, abundante
- Cebolla cortada en juliana 0.5
- Mortadela de Bolonia cortada en lonchas muy finas 150 g
- Rúcula muy fresca, un buen puñado
- Aceite de oliva virgen extra para aliñar la rúcula, y un chorrito al terminar, por encima
- Sal y pimienta al gusto
- Orégano seco (flores secas) opcional
- Vinagre de Módena unas gotas para aliñar la rúcula
Cómo hacer pizza de mortadela y rúcula
- Tiempo total 30 m
- Elaboración 20 m
- Cocción 10 m
- Reposo 2 h
Preparamos una base de pizza siguiendo las indicaciones que os hemos dejado en el enlace. Una vez formada la masa, la dejamos reposar al menos dos horas para que fermente y leve. Después, volvemos a amasar desgasificando, y la estiramos con un poco de harina en la mesa, dándole la forma tradicional redonda.
Transcurrido el tiempo, precalentamos el horno al máximo, 235ºC en mi caso con calor arriba y abajo. Disponemos la base o masa de pizza sobre un plato de hornear pizza que sea antiadherente y procedemos a cubrirla con nuestro sofrito de tomate, que extendemos con el dorso de una cuchara.
Cubrimos con abundante queso mozzarella rallado en el momento y distribuimos por encima las porciones de cebolla cortada en juliana, procediendo a hornear hasta que la base tome color, los bordes comiencen a levantarse o suflar y la parte baja de la pizza esté crujiente. Sacamos del horno.
Doblamos cada loncha de mortadela primero por la mitad y después en dos pliegues no simétricos para que quede como un pañuelo. Distribuimos las lonchas por la parte exterior de la pizza, dejando espacio en el centro para colocar la rúcula, muy fresca, lavada, escurrida y ligeramente aliñada con aceite de oliva y aceto balsámico o vinagre de Módena.
Guardini, Gardenia, Molde para pizza, 32cm. Material: Acero con Revestimiento Antiadherente, Color Negro.
Con qué acompañar la pizza de mortadela italiana y rúcula
Para disfrutar de la pizza de mortadela italiana y rúcula a tope, os recomiendo que añadáis un chorrito de buen aceite de oliva virgen extra y espolvoreéis con unas vueltas de molinillo de pimienta negra. Además, podéis añadir una burrata pequeña en el centro, o unas hojitas de orégano o de albahaca si os apetece.
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