Esta receta de pissaladière es la interpretación provenzal de la pizza italiana. Se llama así por la pissala, una pasta hecha con anchoas que tradicionalmente se utiliza para cubrir la masa. Como me pareció que el sabor sería un poco fuerte, me decidí por esta versión más sencilla, en la que las anchoas se colocan directamente sobre la cebolla.
En nuestra casa, los viernes por la noche toca pizza. Cuando les dije a mis hijos que prepararía una pizza “especial” la idea no les entusiasmó demasiado ¿Sin queso? ¿Sin tomate? Sólo puedo decir que, después de probarla, les gustó tanto que me han dicho que cuando quiera puedo volver a hacer esta receta tan original.
Empezamos preparando la masa de la base, mezclando en un cuenco grande la harina con sal y pimienta negra al gusto. En otro cuenco, vertemos el agua tibia e incorporamos el azúcar y la levadura, batiendo con un tenedor. Dejamos reposar la mezcla diez minutos, hasta que haga espuma, y la agregamos a la harina junto al aceite de oliva.
Amasamos bien los ingredientes de la masa, unos diez minutos, hasta conseguir una mezcla lisa y elástica. Hacemos una bola con ella, la ponemos en un cuenco y la tapamos con un paño de cocina, dejándola reposar en un lugar cálido una hora o hasta que doble su volúmen.
Mientras tanto, preparamos la cobertura. Para ello, ponemos aceite de oliva en una sartén a fuego muy bajo. Añadimos la cebolla, los ajos picados, las hierbas al gusto y el laurel, dejándolo sofreír bien durante una hora aproximadamente. Para que no se pegue, conviene que vayamos removiendo y podemos también añadir un poco de agua. Una vez esté confitada la cebolla, la retiramos del fuego y la reservamos.
Precalentamos el horno a 180º C. Amasamos ligeramente la masa y la extendemos hasta que quede del tamaño de la placa que queramos usar. Forramos la placa, una vez untada con un poco de aceite de oliva, con la masa y pinchamos toda su superficie con un tenedor.
Retiramos el laurel de la cebolla y repartimos esta sobre la masa. Escurrimos las anchoas y las colocamos sobre la cebolla formando un enrejado. Podemos cortar los filetes de anchoa por la mitad, a lo largo, para evitar un sabor demasiado fuerte. Después, repartimos las aceitunas negras sobre la cebolla, aprovechando los huecos dejados por las anchoas. Por último, espolvoreamos con pimienta negra.
Horneamos la pissaladière unos 40 minutos o hasta que la masa esté bien dorada. Las cebollas no tienen que quemarse o secarse, para evitarlo podemos cubrirlas con un poco de papel de aluminio o papel de cocina.
Con qué acompañar la pissaladière
La receta de pissaladière está buena tanto caliente como fría, lo que es un descanso enorme a la hora de programar las comidas. Incluso, si se desea, puede calentarse justo antes de comerse con un golpe de horno. Aunque con el calor que está haciendo no lo considero necesario. Serví esta pizza provenzal para cenar, cortada a cuadraditos y con una ensalada. A nosotros nos supo a poco, así que esta semana repito receta.
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