En temporada de fresas intento aprovecharlas al máximo en la cocina. Está claro que son estupendas para dar vida a todo tipo de dulces y postres, pero también me gusta usarlas en platos salados. Este sándwich de pollo, queso de cabra, mozzarella y fresas hizo levantar una ceja escéptica a mi novio, pero quedó plenamente convencido al primer bocado.
Ya sabréis que me gusta tener sobras cuando asamos pollo en casa. En los recetarios anglosajones es muy típico encontrar muchas recetas con rotisserie chicken, y yo sigo su ejemplo dándole salida en muchos platos. Además es una carne que en frío combina muy bien con frutas como las frambuesas, y las fresas no iban a ser menos. Si no os ha contagiado el odio y cansancio hacia el vinagre balsámico, podéis añadir un poco a las fresas de este relleno, le va muy bien.
Cortar el pan en dos rebanadas medianamente gruesas, en el caso de que no lo tengamos ya cortado. Dejar el queso de cabra a temperatura ambiente para que sea más fácil de extender. Lavar y secar las fresas, y cortar en láminas finas. Cortar también el pollo, si no lo tenemos ya listo.
Untar una cara de una de las rebanadas con el queso de cabra, siendo bien generosos, y sazonar con ajo granulado y pimienta al gusto. Distribuir encima el pollo cortado y las fresas laminadas, dando un buen golpe de pimienta con una pizca de sal. Poner encima unas hojas verdes y terminar coronando el relleno con el queso mozzarella escurrido y cortado en láminas o lonchas. Añadir orégano.
Cerrar el sándwich con la otra mitad y pincelar ligeramente con mantequilla o con aceite de oliva (paso opcional pero recomendable). Calentar una sartén o plancha y dorar el sándwich por ambas caras, apretando suavemente para que el queso mozzarella se derrita un poco. Ajustar el nivel de tueste del pan al gusto y servir inmediatamente.
Con qué acompañar el sándwich de pollo y fresas
Yo relaciono los sándwiches caseros como este de pollo, queso de cabra, mozzarella y fresas con una cena de fin de semana en casa, pero también es estupendo para un almuerzo sin complicaciones. Se puede acompañar de unas verduras salteadas o asadas en ensalada, un gazpacho o sopa fría o, ya que nos ponemos, patatas fritas caseras.
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