Puede que no sea la forma más ortodoxa de cocinar pasta, pero funciona de maravilla y queda de lujo
Hay ocasiones en las que la vida nos empuja a traicionarnos a nosotros mismos. Y por mucho que defendamos la forma correcta de cocer pasta, hay atajos que son un salvavidas cuando el día no nos da para muchos esfuerzos. Sí, hasta preparar el más simple plato de pasta puede a veces ser un reto.
Era escéptica cuando hace años se difundió por redes el método llamado 'one pot pasta', que consiste en cocinar toda la receta de pasta en la misma olla, salsa y aderezos incluidos. Pero tras probar varias elaboraciones estoy convertida a esta técnica exprés, sin que renuncie a la cocina italiana más canónica.
Una de mis recetas favoritas y recurrentes es la salsa de pasta al azafrán, con solo tres ingredientes y un resultado exquisito. Gracias a que se cuece la pasta seca en la misma olla donde va a salir la salsa final, no manchamos más que un recipiente y prácticamente nos olvidamos de todo una vez tenemos el fuego en marcha.
La salsa en cuestión se compone de mantequilla, queso y azafrán, además de agua y sal para cocer la pasta, claro. El formato ideal para este plato es una pasta larga no muy ancha, como espaguetis, tallarines, tagliatelle, bavete, bucatini o tagliolini.
Se llena la olla de agua (unos 550 ml para 250 g de pasta) con sal y 5 hebras de azafrán, se echa la mantequilla y se deja derretir. Entonces se agrega la pasta, se tapa y se deja cocer a fuego medio hasta que la pasta está al dente o al punto deseado. El agua habrá reducido hasta formar una salsa melosa suave, súper aromática, y no queda más que servirla al instante con queso al gusto.
Si el azafrán es fresco y de calidad, el aroma es exquisito y combina de maravilla con un buen queso parmesano o grana padano, o incluso uno de cabra viejo.
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